(Continuación) En él recurre a una analogía, la comparativa orgánica, en la que cada ciencia se representa como un árbol con raíces, tronco, ramas, hojas y frutos: las raíces representan los principios de cada ciencia; el tronco, la estructura; las ramas, los géneros; las hojas, las especies; y los frutos, los individuos, sus actos y sus finalidades.
Una cosmovisión luliana en la que existen catorce árboles
principales y dos auxiliares, los principales son: Elemental, estudia la
física; Vegetal, la botánica; Sensual, biología; Imaginal,
artes; Humanal, antropología; Moral, ética; Imperial,
política; Apostoical, eclesiología; Celestial, astrología; Angelical,
angelología; Eviternal, escatología; Maternal, mariología; Cristianal,
cristología; Divinal, teología.
Y los auxiliares: Ejemplifical, guía ilustrativa de los anteriores, mediante ejemplos, proverbios y refranes; Cuestional, refrenda en términos de la lógica las cuestiones relativas a los demás.
Aunque desde la perspectiva actual la arboleda luliana puede
parecer demasiado simple y esquemática, lo cierto es que expresa una clara
sistematización del conocimiento que organiza y simplifica el estudio de las
diversas disciplinas tratadas.
Cuento aparte los libros apócrifos que se le han
atribuido, la mayoría poco ortodoxos; por ejemplo, sólo el corpus dedicado
a la alquimia supera el centenar de entradas, algunos lo denominan “pseudo
lulismo alquímico”.
Ars
Magna. La máquina pensante
Buena parte de la actividad literaria de Llull fue detectar los errores de racionalistas como el polímata cordobés Averroes (1126-1198), y así mostrar la verdad cristiana de manera tan clara y meridiana que, incluso los musulmanes pudieran apreciarla sin posibilidad de error.
Ya de la que va, el cordobés del siglo XII tiene
reconocimiento viario en la ciudad por lo que antes que después aparecerá por
estos predios, pero volviendo al palmesano y su idea, en el último cuarto del
siglo XIII se planteó el diseño de una máquina capaz de realizar demostraciones
lógicas para validar o refutar teorías.
Un autómata mecánico que en principio podría demostrar la
validez de los dogmas de la fe cristiana y, lo que es mejor aún, la existencia
de Dios; un artilugio al que bautizó como Ars generalis ultima (“Último
arte general”) o Ars magna (“Gran arte”) y hoy conocemos como Ars
magna et ultima.
En él las sentencias, los sujetos o los predicados teológicos estaban organizados en figuras geométricas “perfectas” (circunferencias, cuadrados y triángulos) que mediante diales, palancas, manivelas y volantes se movían a lo largo de unas guías, hasta pararse en una de las dos posibles posiciones: positiva (certeza de la proposición) o negativa (falsedad de la misma) según lo que correspondiera. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras
en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 29
de julio de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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