(Continuación) Y al preguntarle Sancho qué clase de bálsamo es ese, don Quijote le responde que se trata de un remedio cuya receta tiene en la cabeza, y “con el cual no hay que tener temor a la muerte, ni hay pensar morir de ferida alguna”.
Es en el segundo de
los capítulos mencionados cuando nos encontramos de nuevo a la pareja, molidos
a palos en una venta que creían castillo por, en opinión del ingenioso hidalgo,
algún tipo de encantamiento.
La poción mágica
Y viendo el dolor de
su escudero le revela su secreto y le dice que no se preocupe, que elaborará
inmediatamente un bálsamo “con que sanaremos en un abrir y cerrar de ojos”, por
lo que lo manda a donde el “alcaide desta fortaleza” y le pida “un poco de
aceite, vino, sal y romero para hacer el salutífero bálsamo”.
Ergo ya sabemos su composición cualitativa -aceite, vino, sal y romero- que el caballero hierve y bendice acompañado de ochenta padrenuestros y otros tantas avemarías, salves y credos; un brebaje que ambos beben, aunque con resultado dispar.
Mientras el hidalgo padece algo de vómitos y sudores, pero se siente restablecido después de dormir, es decir parece irle bien, a Sancho Panza “le dieron tantas ansias y bascas, con tantos trasudores y desmayos, que él pensó bien y verdaderamente que era llegada su última hora. [...] hizo su operación el brebaje y comenzó el pobre escudero a desaguarse por entrambas canales”.
Un desagradable efecto laxante no esperado.
Miguel de Cervantes
Una diferente reacción para la que don Quijote tenía una explicación algo sui generis, “Yo creo, Sancho, que todo este mal te viene de no ser armado caballero; porque tengo para mí que este licor no debe de aprovechar a los que no lo son”. Es evidente que siempre ha habido categorías en todo, hasta en los medicamentos.
Le decía antes panacea
cervantina y no quijotesca porque el caballero de la triste figura habla evidentemente
por boca del Príncipe de los Ingenios, de quien no debemos olvidar que procedía
de una familia de médicos. Es decir, estaba familiarizado con las propiedades
medicinales de determinadas plantas y sabía de métodos y fórmulas de botica
para la elaboración de salutíferos remedios.
De ahí que le haga decir a don Quijote “Y ansí, cuando yo le haga y te le dé, no tienes más que hacer sino que, cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo (como muchas veces suele acontecer), bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, .... (Continuará).
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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