(Continuación) Quizás por ello, en los años 80, el mismo Departamento de Defensa de los Estados Unidos (USDOD por sus siglas en inglés) propuso al Congreso una valoración de su precisión por parte de la Oficina de Evaluación de Tecnología (Office of Technology Assessment, OTA).
El informe emitido, si bien no llega a ninguna conclusión simple, sí señala que su eficacia (como la de cualquier otra técnica para detectar mentiras) depende de diferentes factores: naturaleza de la mentira, personalidad del mentiroso, formación y subjetividad del evaluador, tipo de cuestiones planteadas, evaluación e interpretación de las gráficas, etcétera. O sea, que no.