(Continuación) d) Existen otros campos que quizás no las utilicen tanto, pero no por ello son menos importantes al resultar imprescindible su presencia, me refiero a la industria aeroespacial y militar, con ellos se fabrica los sistemas de guía y radares, a la de satélites y láseres, o a la de vehículos no tripulados militares.
e) Sin olvidarnos que se emplean
en la construcción de grandes telescopios, herramientas de exploración
espacial, o para la industria médica; además el gadolinio se
emplea en los sistemas de resonancia magnética.
Consciente de que dejo
muchos hilos sueltos en este terreno de las aplicaciones -habrá oportunidad de
volver sobre ellos para hilvanarlos- continúo dentro de este tratamiento “cuasi
universitario” con una aproximación crono-histórica al descubrimiento de algunas
de estas tierras.
Dos descubrimientos “raros”. Una aproximación
Este prontuario de hallazgos de minerales en realidad arranca a comienzos de la segunda mitad del siglo XVIII, en concreto en 1751, cuando el mineralogista, químico y barón sueco Axel Fredrick Cronstedt (1722-1765) halla en el yacimiento de Bastnäs, un mineral desconocido al que llamó “piedra pesada de Bastnäs”.
Y, hasta donde sé, no fue
hasta unos años después, en 1787, cuando un
joven teniente de artillería que quizás le suene, Carl Axel Arrhenius
(1757-1824), encontró otro extraño mineral negro en la villa de Ytterby a unos
30 km de Estocolmo.
Su extraña coloración y
alta densidad le hicieron pensar que había descubierto un nuevo mineral al que
sin analizar su composición llamó “piedra pesada de Ytterby”, y lo
olvidó hasta que en 1792 envió una muestra del
mismo al reconocido químico y excelente analista finlandés Johan Gadolin
(1760-1852).
Gadolinita, itria, itrio
Quien halló en él óxidos de silicio, aluminio y hierro, además de una porción importante de un óxido refractario de un metal todavía desconocido y al que con posterioridad se llamó gadolinita siendo la fórmula del mineral Be2FeY2Si2O10.
Donde el itrio (Y)
es el nuevo metal y como ve no contiene aluminio, pero sí berilio con quien comparte
propiedades y motivo que explica el error del finlandés; los resultados fueron
publicados dos años después en los Proceedings de la Academia de
Ciencias de Suecia.
Y confirmados más tarde por los químicos L.N. Vauquelin (1763-1829) y M.H. Klaproth (1743-1817), a quienes debemos el nombre del mineral, gadolinita, del óxido, ytria, y del metal, itrio (Y). (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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