(Continuación) Siguiendo con las estaciones, les hablaba al principio de una circunstancia temporal que comparten todas, la de durar justo lo que tarda en llegar la siguiente. Y también de otra, de naturaleza espacial, la del origen físico de su existencia y sobre la que existe una idea equivocada de ciencia popular y, por desgracia, demasiado extendida.
Ciencia popular frente a ciencia académica
Una
según la cual las estaciones se deberían a la forma elíptica de la órbita, una
trayectoria que alejaría y acercaría al planeta del astro, en su movimiento de
traslación, y motivo por el que algunos piensan lo siguiente.
Durante
el verano hace más calor porque estamos más cerca del Sol,
es decir próximo al perihelio, y durante el invierno más frío
porque estamos más lejos del Sol, o sea próximo al afelio. Una
idea que es ciencia popular, lógica hasta cierto punto, pero equivocada por ser
científicamente errónea.
Equivocada de toda equivocación porque en realidad sucede todo lo contrario, en invierno estamos más cerca del Sol y sin embargo sentimos frío, mientras que durante el verano estamos más lejos y sin embargo sentimos calor. Toda una paradoja.
Y
es que la verdadera causa de la existencia de las estaciones se encuentra en la
combinación de tres factores: el movimiento de traslación, el movimiento
de rotación y la inclinación de 23,5 º del eje de giro del planeta,
prácticamente constante a lo largo de un año, con respecto a la perpendicular a
la órbita elíptica plana.
Si
no existiera esa inclinación y el eje de giro fuera perpendicular a la órbita
elíptica plana no existirían las estaciones, ya lo hemos enrocado en alguna que
otra ocasión.
Observación nocturna invernal del cielo:
satélite y planetas
En general, para cualquier estación y época del año, a la hora de mirar algún fenómeno astronómico de interés, sea predicho (como los eclipses) o no (como los cometas nuevos), aparte de hacerlo con las precauciones adecuadas es preferible, por razones obvias, llevarlas a cabo en fechas cercanas a la luna nueva o novilunio, un fenómeno celeste que tendrá lugar el 29 de enero y el 28 de febrero de 2025, sólo dos.
En
estas fechas digo, salvo que sea la propia Luna lo que pretendamos observar,
claro; en este caso lo haremos en luna llena o plenilunio, de la
que tendremos la primera de esta estación invernal el 13 de enero,
dándose las siguientes 29 o 30 días después como ocurre con todas, es decir el 12
de febrero y el 14 de marzo de 2025.
En
lo que respecta a los planetas solares y su visibilidad durante este
invierno, podremos ver al anochecer a los dos grandes planetas gaseosos Saturno
y Júpiter junto con Venus, pero, a medida que pasen los meses, Saturno
se irá acercando al Sol desapareciendo del cielo vespertino a finales de
febrero.
Mientras que Marte comenzará a ser visible en los cielos vespertinos a mediados de enero y Mercurio hará una breve aparición desde mediados de febrero a mediados de marzo.
El
cielo al amanecer, por otra parte, comenzará el invierno con Marte y Mercurio
visibles pero que desaparecerán del cielo matutino a finales de enero, por lo
que no habrá ningún planeta visible en esas horas hasta finales del invierno.
Cosas que pasan.
Observación nocturna invernal del cielo:
eclipse, lluvia de meteoros y constelaciones
Durante
este invierno tendrá lugar un eclipse total de Luna el 14 de marzo que
se verá desde América, el oeste de África y Europa, y el este de Asia y
Oceanía. Aquí, en España será visible, aunque no completo, puesto que nuestro
satélite se pondrá antes de finalizar todas las fases de totalidad. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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