sábado, 16 de marzo de 2019

Historia de hijoputas: ENLAZANDO HIJOPUTAS

Dicen que cuando el diablo no sabe qué hacer, va y se pone a matar moscas con el rabo, y eso es lo que me pasó. Que entre rabazo y rabazo, se me ocurrió otra idea y llamé al Hijoputa I:
- Dígame
- Hola hijoputa, le dije y me quedé a la escucha.
- ¿Estás todavía ahí, cabrón?”
- Sí, hijoputa.
- Deja ya de llamarme o... Si supiera quién eres te rompía la boca, me dijo. Y entonces, con toda tranquilidad, le di todos los datos del Hijoputa II: nombre, domicilio, hasta los del coche que lo tenía aparcado en la puerta, vamos.
- ¡Ahora mismo voy para allá!, me gritó.
- ¿Sí? ¡Qué miedo me das, hijoputa! y le colgué. Inmediatamente llamé al Hijoputa II:
- Dígame.
- Hola hijoputa…
- Como te pille algún día...
- ¿Sí?, pues a ver si es verdad. Ahora mismo voy hacia tu casa.
Y ahora sí colgué y llamé a la policía. Les dije que estaba en la dirección del Hijoputa II y que iban a matar a mi vecino en la calle. Luego hice otra llamada a una cadena de televisión local y les dije que iba a haber una pelea de pandillas en la dirección que ustedes se imaginan.
Corriendo colgué, me monté en el coche y me fui para allá a toda pastilla. Compréndanme, no me quería perder nada. Cuando el I llegó, el II ya le estaba esperando en el portal. Todo un espectáculo, oiga. Para que se hagan una idea, cobraron hasta los cámaras de televisión. La policía tardó en llegar.
Desde entonces no se me ha vuelto a ocurrir nada así ¡Qué pereza, Señor, qué aburrimiento!
[Esta entrada fue publicada el sábado 02 de Febrero de 2019, en el diario digital Rota al día]

3 comentarios :

@@@ dijo...

Advertencia:
Toda persona que haya leído esto debería tener en cuenta, por su propia salud y la de sus allegados, que abrir ciertos emails 'sospechosos' puede acarrear graves peligros, como la infección de virus que pueden atentar contra nuestra privacidad o la funcionalidad de los sistemas computacionales que empleamos en dicho momento o, lo que es peor, enterarse sobre historias protagonizadas por personajes sociópatas realizando actividades socialmente reprobables, a menudo constituyentes de delito y siempre inmorales, solo con el objetivo de obtener alguna clase de placer neurótico.
Recuerda, está en tus manos.

Anónimo dijo...

No te entiendo, tío.

@@@ dijo...

El señor Roque dijo que leyó esta historia en un email.