(Continuación) Vayamos con la segunda de las condiciones excluyentes,
una cuestión ésta de momento académico.
B) Hacer el descubrimiento “nobelero”
durante la etapa de doctorado. Porque podría suceder que dada la condición
de inferioridad académica y funcionaral, su supervisor o jefe más inmediato se
anotara el tanto descubridor y se ajudicara el mérito científico.
Como algún que otro ejemplo está ya enrocado en esta categoría, les
cuento de forma breve el caso del biólogo estadounidense Albert Schatz (1922-2005), quien siendo estudiante de posgrado inició
la búsqueda de un antibiótico para
la tuberculosis, y lo hizo en la soledad
de un laboratorio que estaba instalado en el sótano del Cook College en la Universidad de Rutgers.
Y sólo unos meses después, el 19 de octubre de 1943, lograba aislar dos
cepas de actinobacteria que podían detener,
de manera efectiva, el crecimiento de ciertas bacterias resistentes a la penicilina. Con solo 22 años, Albert, había
descubierto la estreptomicina, un antibiótico
para el tratamiento de la tuberculosis
y otras enfermedades.
Pues bien, por sus circunstancias de doctorando, dicho descubrimiento le
fue acreditado únicamente a su supervisor formal, el bioquímico y microbiólogo
estadounidense Selman A. Waksman
(1888-1973), que lo patentó a su nombre a pesar de no haber participado en
absoluto, ni en la investigación ni en el descubrimiento.
Naturalmente Schatz lo llevó a juicio, reclamando en 1950 tanto el reconocimiento
científico como descubridor de la estreptomicina, como el montante económico derivado
del derecho de patente. Por la documentación existente, parece ser que esta
segunda reivindicación monetaria, en un acuerdo extrajudicial, se vio
satisfecha.
Algo que por desgracia no ocurrió con la primera, la científica, pues un
par de años después Waksman, para más inri,
recibía en solitario el Premio Nobel en
Fisiología o Medicina de 1952, «por
su descubrimiento de la estreptomicina, el primer antibiótico efectivo contra
la tuberculosis» y sin la menor de las menciones para Schatz.
Una injusticia que éste denunció
pero, a diferencia de la ley de patente, cuando un Nobel no te lo reconocen y
conceden, no hay manera de dar marcha atrás al asunto. Ninguna apelación es posible
ante la fundación sueca, así están las cosas. Bueno pues ya lo sabe, cuidadito
con lo que descubre mientras sea un doctorando. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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