(Continuación) Fue entonces cuando el Comité tomó la decisión de
mantenerlo, basándose en que fue elegido antes de conocerse la noticia de su
fallecimiento, y que se respetaba por tanto la norma de no premiar a título
póstumo.
Por último, y a título de curiosidad, Steinman falleció como
consecuencia de un cáncer de páncreas que padecía desde hacía 4 años y que fue
tratado con la inmunoterapia de célula dendrítica que él mismo había
diseñado. En particular el galardón se lo concedieron ‘por el descubrimiento de las células dendríticas y su participación en
la inmunidad adaptativa’. Estas cosas pasan.
De esta forma se convertía en
el segundo fallecido
galardonado con un premio Nobel, es decir que hubo alguien antes ¿Quién fue el primero?,
pues habrá que esperar ya que ésta es una historia que deberá ser contada en
otra ocasión.
Ahora lo que nos conviene es
continuar, por lo que vamos con la quinta y última de las condiciones
excluyentes, una cuestión también temporal, si bien ésta de no llegar antes de tiempo.
E) No adelantarse demasiado. Es evidente que para conseguir un Nobel en ciencias, se debe estar en posesión
de una hipótesis novedosa y brillante pero esta condición, aun siendo necesaria,
no es por sí sola suficiente. Sabido es que las ideas no suelen durar mucho,
por lo que hay que hacer algo con ellas.
Y es que en Ciencia el
reconocimiento se concede al hombre que convence al mundo con las pruebas, no a
aquel a quien se le ocurre la idea, que es lo que estuvo a punto de pasarle al
último de los galardonados que les traigo, el físico británico Peter Higgs (1929).
Quien allá por los años 60 del
siglo pasado propuso la ruptura de la simetría en
la teoría electrodébil, explicando con
ella el origen de la masa de las
partículas elementales, en general, y de los bosones W y Z, en
particular.
Un mecanismo de Higgs que predice
la existencia de una nueva partícula, el bosón
de Higgs, que no pudo ser confirmada hasta 2012 en el Gran Colisionador de Hadrones (CERN). Un hallazgo extraordinario,
de ahí que al año siguiente Peter Higgs
y su colega Francois Englert
recibieran el Premio Nobel de Física en
2013.
Y lo hicieron «por el descubrimiento teórico de un
mecanismo que contribuye a nuestra comprensión del origen de la masa de las
partículas subatómicas, y que recientemente fue confirmado a través del
descubrimiento de la partícula fundamental prevista, por los experimentos ATLAS
y CMS en el gran colisionador de hadrones del CERN».
Pero había transcurrido nada menos
que medio siglo desde que se le ocurriera la idea aunque eso sí, desde entonces
va como un tiro. Ya nos lo dijo en el XIX el gran Victor Hugo: “No existe en el
mundo nada más poderoso, que una idea a la que le ha llegado su tiempo”.
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