Es la primera terna de un trio de ellas que le traigo, formadas por unos viejos recurrentes en este blog: un sorprendente compuesto químico del carbono de un lado; algún que otro polifacético científico de otro; y unas fechas que, comparadas con ésta en la que estamos, nos dan, más o menos, unos “números redondos” de celebración. Empecemos.
Compuesto y científico
Una especie de triángulo
en uno de cuyos vértices se encuentra un hidrocarburo aromático o areno,
altamente insaturado y muy estable al no presentar las reacciones habituales de
alquenos y alquinos.
Un compuesto cuyo descubrimiento
marcó un hito en la química orgánica, mejor decir química del carbono, ya
que reveló la existencia de una sustancia con una estructura molecular inusual
para la época y que hoy conocemos como benceno.
En el segundo de los vértices está el físico y químico británico Michael Faraday (1791-1867), “el hijo del herrero” y que a estas alturas del blog no necesita presentación alguna.
Autodidacta, estudió electromagnetismo y electroquímica unos campos de
conocimiento en los que lograría sus más importantes descubrimientos: la
inducción electromagnética, el diamagnetismo y la electrólisis.
Sirvan de síntesis las
palabras del conocido y reconocido químico británico Humphry Davy (1778-1829),
para quien de joven trabajó como asistente de laboratorio: “Mi mayor
descubrimiento fue Michael Faraday”, lo que no es poco decir siendo Davy
quien fue.
Fecha y ducentésimo (200.º) aniversario
En mi prescindible
opinión una frase que refleja de un lado el talento y la brillantez del alumno
y de otro la admiración que sentía su profesor y que no siempre expresó como
tal. Pero es otra historia.
Ahora vayamos por el tercer vértice, éste es numérico y representativo del año en el que se unen hidrocarburo y científico, 1825, cuando Faraday lo aísla por primera vez a partir del residuo aceitoso que se generaba durante la producción de gas para el alumbrado de las calles de Londres.
Un hecho del que no
tenemos constancia escrita de la fecha exacta salvo el año, pero del que sí
sabemos que tuvo lugar cuando el científico intentaba averiguar por qué el gas
de alumbrado -que entonces se obtenía de la grasa animal y se almacenaba en
recipientes de hierro- se volvía ineficaz en invierno.
Fue cuando identificó un
líquido incoloro, con un olor dulce y peculiar, y que se comportaba de una
forma tan misteriosa que ni siquiera los químicos de la época sabían bien cómo
clasificarlo. Hasta pudo determinar su fórmula empírica que cifró en CH.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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