Ya en las antañonas clases de química escolar los profesores nos lo resaltaban: la familiar y cotidiana agua es una de las sustancias químicas más curiosas del universo, algo que hacían junto a sus otras consabidas propiedades y características y que repetíamos de memoria, como su archiconocida fórmula molecular, H2O.
Y qué decirle de lo de ser incolora (sin color y
transparente), inodora (sin olor) e insípida (sin sabor),
referidas no al agua potable sino, por ejemplo, a la destilada. O que nuestro
cuerpo esté compuesto en un 60-70% de ella, lo que equivale a unos
37 L de agua localizados, sobre todo, en determinados órganos y partes del
mismo como sangre, cerebro o huesos.
Por no repetirle que
sólo el 29 % de la superficie terráquea esté cubierta por tierra y, el restante
y mayoritario 71 % de la misma por agua, ‘Qué impropio es llamar
Tierra a este planeta. Cuando está claro que debería llamarse Océano’. A.
C. Clarke, escritor estadounidense (1917-2008).
Junto a estas que le cito, nos destacaban otras no menos habituales por corrientes, esa es la verdad, pero bastante más raras, sobre todo, vistas desde el ojo científico; es lo que tiene el saber popular y casero frente al saber académico y científico, que se queda corto cuando no yerra.
Sin salir de la cocina: Tres estados y una expansión
Por ejemplo, el agua
es la única sustancia que en la Tierra se encuentra en tres estados
físicos (sólido, líquido y gaseoso) a la vez, una rareza ya de por sí y más
aún si tenemos en cuenta que, para poderlo apreciar, no tenemos que ir a ningún
sofisticado laboratorio.
Ni siquiera hemos de
salir de nuestra casa, sólo ir a la cocina donde, a poco que nos fijemos, podemos
verla: sólida, en los cubitos de hielo de una bebida; líquida, en
un vaso; o vapor, cuando la ponemos a hervir y alcanza el estado gaseoso
a causa de su calentamiento. Curioso laboratorio.
También sabemos por propia vía empírica que el agua se expande cuando se congela, es más, ya le adelanto que se trata de la única sustancia en la naturaleza que, cuando se enfría, se vuelve más grande; lo podemos comprobar por lo desbordadas de hielo que a veces están los recipientes compartimentados que usamos para fabricar hielo en el congelador. Precaución.
Precaución por no hablarle
del peligro que supone dejar en él botellas completamente llenas de agua o
cualquier otro líquido, máxime además si éstas son de vidrio, pues la
presión que ejerce sobre él podría llegar a romperlas. Y es que el aumento
de volumen que experimenta el agua al solidificar, se estima alrededor de un
10 %, no es una variación pequeña.
Esto es también
aplicable, si bien en diferente grado, para las latas, más rígidas (aluminio u hojalata),
o las botellas de plástico (PET), más flexibles. Caución. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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