(Continuación) Me
refiero, ya se lo habrá imaginado, a la novela de Stieg Larsson (1954-2004) que lleva por título La chica que soñaba con una cerilla y un galón de gasolina, publicada
hace un par de años.
Es el segundo
tomo de una trilogía que arrancó con Los
hombres que no amaban a las mujeres y cerró con La reina en el palacio de las corrientes de aire.
Unos libros, y
un autor, sobre los que han caído las críticas más duras de parte, precisamente,
de quienes se tienen por cultos e ilustrados.
Y aunque no he
leído absolutamente nada de este periodista y escritor sueco, sí les voy a dar
mi opinión sobre este tema. El de las críticas.