Le planteo un reto. Coja un folio y dóblelo por la mitad cuantas veces pueda.
Desde ya le digo que, lo más probable es que logre hacerlo seis (6) veces, quizás siete (7). Y si emplea un papel fino, con dificultad, hasta ocho (8). Pero no más.
No podrá pasar de ahí. Es más, no importa el tamaño de la hoja que utilice. Pruébelo también con un periódico si quiere. Mas es igual.
Uno de los motivos de esta limitación está en el
número de capas que se obtiene con cada doblez, y que se calcula
elevando dos al número de dobleces que se realice.
Si consideramos un papel de 0,08 mm de grosor, un simple cálculo nos indica el espesor mínimo que alcanzan las capas superpuestas. Veamos.
Doblado
|
Nº capas
|
Espesor / mm
|
0
|
2 0 = 1
|
0,08
|
1
|
2 1 = 2
|
0,16
|
2
|
2 2 = 4
|
0,32
|
3
|
2 3 = 8
|
0,64
|
6
|
2 6 = 64
|
5,12
|
7
|
2 7 = 128
|
10,24
|
8
|
2 8 = 256
|
20,48
|
Es posible doblar una lámina de
medio centímetro (
0,5 cm) de grosor (sexta doblez), aunque ya no lo resulta tanto una de
1,024 cm (séptima doblez) y es casi imposible la de
2,048 cm.
Sin embargo, el record mundial está en
doce doblados. Siempre hay alguien que es más que nadie.
Si seguimos calculando, sabremos que el
cuadragésimo segundo doblado (2
42) produce
4 398 046 511 104 capas, que nos dan un espesor de
351 843,72 km.
Casi, casi la distancia de aquí a la Luna. Increíble... pero cierto.