martes, 5 de agosto de 2025

DCPS. Calle Rodrigo Caro. Entre Mateos Gago y la Plaza de la Alianza (1)

Con una longitud de 169 m podemos diferenciar en la actualidad, y para los intereses que nos traen, dos tramos de ella. Uno que empieza en la semipeatonal Mateos Gago y tras un arqueado trazado nos lleva hasta la vecina Plaza de la Alianza.

Conocida desde antes del siglo XVI como plaza o calle del Pozo Seco, supuestamente por uno que allí existió, y que en 1845 fue incorporada a la recién creada vía, si bien solo lo hizo durante poco menos que un cuarto de siglo.

Hasta 1868 que pasó a rotularse con su actual denominación, al parecer por el prosaico motivo de que había allí instalada una fábrica de tejidos con ese nombre, quien lo llegaría a pensar.

De nuestro reconocimiento urbano de hoy decirle que es una recoleta calle del barrio de Santa Cruz perteneciente al distrito Casco Antiguo (41004) y, como ya hemos adelantado, lleva dicho nombre desde 1845, de modo que ciento ochenta redondos años nos separan en el momento de escribir estas líneas.

Más acerca de la calle

Lo hace en honor del conocido y reconocido poeta utrerano Rodrigo Caro (1573-1647) desde que se unificaron toponímicamente varias arterias con diferentes nombres de los alrededores; entre ellas la calle del Rey y la plaza o plazuela del Atambor o del Tambor, sita entre Mateos Gago y el pasaje de Vila y llamada así por una ¿doble? circunstancia.

Según Peraza (1535), porque allí iban los negros a tocar sus tambores y, según Santiago Montoto (1940), porque el portillo de la Judería que estaba en esta plaza, se cerraba a toque de tambor ¿Tambores lejanos?

Ya al final de este primer tramo de la calle, esquina a la actual Plaza de la Alianza y desde el siglo XVI, este espacio era conocido como calle del Horno del Sacramento por la doble razón de existir allí una tahona además de un retablo de la Sagrada Forma que había en el arquillo de la calle. Dicho lo cual, vamos con el científico.

Entre Utrera y Sevilla: Itálica y arqueología

Le decía más arriba poeta, pero es que también fue escritor, sacerdote, abogado y, en opinión de Marcelino Menéndez Pelayo (1876), mucho más pues de él son de destacar: “sus merecimientos de arqueólogo y epigrafista, de topógrafo, de historiador civil y eclesiástico, de mitólogo, de bibliófilo, de filólogo clásico, de poeta latino y castellano y de excelente prosista en su propia lengua”.

En fin, lo que se dice un erudito y polímata, un humanista enamorado de los clásicos que comenzó los estudios de Teología (1590) en la Facultad de Cánones de la Universidad de Osuna, para posteriormente trasladarse a Sevilla donde se licencia en 1596 y, tras ordenarse sacerdote casi inmediatamente después, volver de nuevo a Utrera, con la familia.

Aquí empieza a ejercer no solo el sacerdocio sino otras actividades que constituyen en realidad la razón que le trae a este negro sobre blanco y sus verdaderas pasiones. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 31 de marzo de 2025, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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