(Continuación) Una fumata que ya no se usa
Como ya le adelanté más arriba no solo carece de valor simbólico o ceremonial dentro del ritual vaticano, en la práctica es otro elemento olvidado de una época, desde que dejara de ser necesario hace dos décadas.
Una fecha coincidente con las mejoras tecnológicas
que se implementaron en el sistema de producción de la fumata entre ellas,
recuerde, la utilización de: un sistema electrónico de encendido, una segunda
estufa y botes de fumígenos para la combustión junto al papel de las papeletas y
la paja.
Unas modificaciones que garantizaban un
funcionamiento más fiable, eliminando así la necesidad de realizar
comprobaciones preliminares, la prueba amarilla; esa que podía ser visible por
el público hasta principios de este siglo XXI.
¿Y desde cuándo no existe?
Pues desde la elección de Joseph Ratzinger (1927-2022) como papa Benedicto XVI (2005-2013) -ducentésimo sexagésimo quinto (265.º) papa de la Iglesia católica y séptimo (7.º) soberano de la Ciudad del Vaticano-, en el cónclave de 2005.
Donde ya no vimos aparecer el humo con el tercer
color en la chimenea unos días antes del cónclave; veinte años desde entonces y
tres papas los contemplan. Un vínculo entre religión y ciencia que tiene
diferentes naturalezas y que no queda en la institución, en la Iglesia, no.
También se establece con los hombres que la forman y
entre ellos el primero de todos, el más significante y significado, el papa; le
digo esto porque, como seguro no ignora, Robert Francis Prevost (1955), elegido como papa León
XIV (2025) tiene formación científica.
En concreto matemática y no ha sido el único sumo pontífice científico a lo largo de la historia. Aquí hay tema o, como diría el maestro de la costura, tela que cortar, tela del telón añadiría el castizo. Nada menos que Papas científicos, ¡qué trabajo nos manda el Señor!
Del Espíritu Santo
Pero antes de acabar esta entrega -de la que ya le adelanto
trae más cola personalizada en el papa León XIV- no quiero dejar
un fleco suelto relacionado con Ratzinger y el Espíritu Santo
nada menos.
Que, como seguro sabrá, en la teología cristiana, es
la tercera persona de la Santísima Trinidad junto al Padre y al Hijo
con quienes comparte la misma esencia divina. Considerado el aliento que
anima y renueva la vida, la fuente de la santificación y el guía en la verdad, viene
simbolizado por una blanca paloma o colúmbida. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario