martes, 24 de junio de 2025

De albero en albero (y 2)

(Continuación) Claro que, puesto a ser, se cuenta que San Diego de Alcalá, fraile franciscano de San Nicolás del Puerto (Sevilla) plantó en esa zona un pino canario a cuya corteza y piñones se le atribuían propiedades curativas tras su ingesta, una causa ahora religiosa que también, no en vano el marucho era tenido por un santo muy milagrero. A saber.

Volviendo a la plaza, de lo que no hay ninguna duda es que se le encargó al arquitecto sevillano Antonio Arévalo Martínez (1871-1948) quien llevó a cabo su construcción, siendo inaugurada el 1 de julio de 1900, si bien con posterioridad a la misma continuaron las obras ya que la plaza no estaba del todo terminada.

Construida en estilo neomudéjar en ella abunda el ladrillo rojo visto y los arcos de medio punto, contando con dos pisos, catorce palcos, enfermería, capilla, tres corrales y chiqueros; pasa por ser la única plaza de toros de este estilo existente en toda la provincia.

De la corrida del sábado sólo unas notas biográficas: pertenece a una de las tres fechas señaladas en el calendario taurino de Sanlúcar, la Feria de la Manzanilla; si echa las cuentas verá que estamos de celebración pues con ella se conmemora el 125 aniversario del coso taurino; y, por último, perdone la afición taurina, la del último sábado mayero fue una tarde magnífica, de toros y toreros. Cambio de tercio.

Laboratorio Municipal de Sevilla

Fundado como institución en 1883, no terminó de construirse hasta 1912 si bien no es hasta el año siguiente cuando, con la hipótesis de partida de que no hay salud individual sin salud comunitaria, se inaugura e inicia su andadura con un objetivo claro, conseguir una ciudad más limpia y salutífera.

Un magnífico empeño sanitario que ha permanecido a lo largo del tiempo desde entonces, celebramos su centésimo décimo tercer (113.º) aniversario, siendo de resaltar su rara continuidad funcional pues no es frecuente que edificios centenarios y de carácter público mantengan su uso tal y como fueron pensados en su día.

Construido por el arquitecto sevillano Antonio Arévalo Martínez (1871-1948) en un original estilo ecléctico -una mezcla de regionalismo, modernismo y otros ismos arquitectónicos de finales del siglo XIX y alborada del XX- destacan sus fachadas en un brillante color amarillo albero, con numerosos elementos decorativos de clara influencia modernista.

Y entre ellos le destaco hoy las cartelas existentes sobre las ventanas de la planta baja, en las que se recogen los nombres de otros tantos científicos destacados por su aportación en el terreno de la salud pública y la lucha contra las enfermedades infecciosas.

Apellidos insignes muchos de los cuales le resultarán familiares: Ehrlich, Koch, Pasteur, Roux, Berzelius, Ferrán, Ramón y Cajal, Jenner, Lavoisier, Berthelot, Curie, entre otros. Unos pioneros de la vacunación. ‘Al carro de la cultura española le falta la rueda de la ciencia’, Ramón y Cajal.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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