(Continuación) Un problema que históricamente deriva de la percepción que se tiene acerca de la masculinidad de la ciencia, un estereotipo de género que los relaciona en exclusividad desde mucho tiempo atrás manteniendo prácticamente al margen a las mujeres.
No en vano el arcaico discurso patriarcal las ha considerado incapaces de pensar o mostrar
interés en temas del conocimiento; de hecho, el libre acceso sin permiso a la
universidad estuvo prohibido para nuestras antepasadas hasta 1910, es más, ninguna
española fue profesora en una universidad hasta 1916.
Y es que sabido es que las cosas de palacio van despacio: primero se les
reconoció el derecho a la educación; después conseguir las titulaciones en los
mismos grados, bueno, al menos formalmente; después, ...
‘En todos lados cuecen habas’
Un comportamiento, dicho sea de paso, que no solo se ha dado y da en la cultura occidental, por desgracia ha existido y existe en otras muchas. Incluso países con una cultura igualitaria como Holanda tienen estereotipos que asocian la ciencia a la población masculina; sobre todo en los campos científicos donde los hombres ocupan los puestos más importantes.
En los años 80 se llevaron a cabo en Canadá y Estados Unidos unos estudios
en los que se pedía a niños y niñas (al 50 %) en edad escolar que dibujaran a
un científico o a una científica, lo que quisieran; pues bien, menos del 1 %
dibujaron a una mujer, ¿qué le parece?
Una situación que por suerte ha ido cambiando y un cuarto de siglo después,
estudios similares arrojan resultados más alentadores, pues alrededor de un
tercio de los dibujos (30 %) representan a una mujer como el científico pedido.
Algo es algo.
Algo es algo
Alentadores pero insuficientes si nos atenemos a otros datos, como aquellos que nos dicen que hoy en día las mujeres representan menos del 30 % de los investigadores de todo el mundo; en suelo patrio las mujeres ocupan el 25 % de las cátedras de universidad y representan el 28 % de los profesionales que desarrollan su carrera en sectores de alta y media-alta tecnología.
No, no todo es como parece y en buena medida las científicas siguen invisibilizadas
en el mundo académico e investigador por su condición sexual, de ahí la importancia
de la labor de estas instituciones comprometidas con la igualdad de género en todos
sus ámbitos de acción.
Por ejemplo, en el de profesionales se estima que tanto el Hospital
Universitario Vall d'Hebron, como el Vall d'Hebron Instituto de
Investigación (VHIR) y el Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO)
cuentan con tener más del 70 % de personal femenino. (Continuará)
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