(Continuación) Pero antes de la vuelta al suelo patrio, “y ya de la que va”, como dice el castizo, permítame una triple licencia narrativa, abro paréntesis.
Tres “por cierto”
Ya
sabe, la locución adverbial sinónima de “a propósito” que solemos utilizar
coloquialmente bien para cambiar de tema, que no es el caso, o bien para
introducir uno nuevo relacionado con el anterior, éste sí que sí.
Cronológicamente,
el primero sucedió en su pueblo de la campiña y es que no parece que fueran sus
comienzos estudiantiles muy prometedores, de hecho, su madre tuvo que escuchar,
de una acharada Isabel Ovín, íntima amiga suya y profesora del
niño: ‘Nieves, creo que Manolito no sirve para estudiar’.
Imagínese el disgusto de mamá. Por suerte la maestra erró el tiro y, pasado un tiempo, aquel alumno se convirtió en estudiante; a partir de ahí, sus propios tiros, de los que los artilleros llaman por elevación, hicieron dianas plenas o casi.
El
segundo de los “por cierto” guarda relación con la peor calificación escolar
que existe, el cero, un “cero absoluto” con el que suspendió la
asignatura de Religión del entonces llamado Examen de Estado o Reválida de
ingreso en la Universidad.
Un
dígito de nulo valor que le impidió alcanzar la máxima calificación de media en
dicha prueba y un “pequeño-gran” disgusto, en este caso para papá, pero que
tuvo su particular revancha por parte de Manuel, como ya ha podido leer más
arriba.
El tercero que le traigo es mucho más agradable, resulta que setenta años después de abandonar sus aulas, Don Manuel volvía al colegio (2016) para dar nombre al Laboratorio de Biología del mismo; así aparece grabado en una placa donde están también sus dos reacciones “favoritas”.
Una,
la de electrólisis del agua, por acción de la electricidad; otra,
la de la biofotoelectrolisis, a expensas de la luz solar; tres
eran tres como las hijas de Elena, solo que éstas sí fueron buenas. Cierro
paréntesis.
‘...Y Sevilla’
De
regreso a España en 1961, Losada Villasante ejerció como profesor en la
Facultad de Ciencias de Sevilla hasta que, en 1967, ganó la cátedra de Química
Fisiológica en dicha facultad; tras ella era nombrado jefe del departamento de
Morfología y Fisiología, jefe de la sección de Química Fisiológica y jefe del
Instituto de Biología Celular del CSIC. Además, motu proprio, fundó el
Instituto de Fotosíntesis en la capital andaluza. (Continuará)
[**] El
original de esta entrada fue publicado el 03 de marzo de 2025, en la sección DE
CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.
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