(Continuación) No en vano era el fundador de la toxicología, una nueva ciencia que para su desarrollo necesitó que otras (fisiología, química o farmacología) se perfeccionaran de modo paralelo y ofrecieran posibilidades para el estudio de las sustancias venenosas y de sus efectos.
Así que no era nada extraño que lo reclamaran en los
juicios por envenenamiento, y uno de estos juicios es el caso que le traigo.
“Caso Lafargue”
Fue quizás el más significativo para los que fue llamado.
El 14 de enero de 1840 murió envenenado con arsénico un tal Charles
Lafargue, vecino de la ciudad de Glandier, y la autopsia del cadáver no
ofreció, en un primer momento, ningún resultado concluyente.
Pero un segundo estudio toxicológico demostró la
presencia de vestigios de arsénico en el estómago, por lo que la viuda, Marie
Capelle, fue detenida y puesta a disposición judicial.
El asunto se complicó aún más cuando un nuevo análisis, solicitado por la defensa y llevado a cabo por otros peritos, no evidenció restos del veneno en el cuerpo, lo que hizo que los primeros se retractaran reconociendo la poca fiabilidad de sus modernas técnicas.
La sombra de la duda quedó planeando sobre el caso y fue
cuando se reclamó el arbitraje del prestigioso toxicólogo famoso por sus
métodos, los más selectivos y efectivos de la época, el mahonés Mateo Orfila
quien demostró sin lugar a dudas la existencia de arsénico en el cuerpo de
Lafargue.
Arsénico
de ida y vuelta.
Una sustancia que quedó demostrado no era fruto de un
falso positivo ni procedía de los reactivos utilizados como tampoco de la
tierra que rodeaba el féretro o del existente de manera natural en el organismo
humano, no, su origen era externo al cuerpo, Lafargue había sido envenenado.
Se trató de uno de los primeros juicios que el público pudo seguir a diario a través de las noticias en los periódicos, y la primera vez en la historia de la humanidad que una persona era condenada haciendo uso de la evidencia científica proporcionada por una ciencia entonces aún emergente: la química.
Ella fue la primera persona en ser condenada mediante
toxicología forense, pero, ¿fue envenenado el señor Lafarge?, de ser así, ¿lo
hizo su mujer? En puridad, desde el punto de vista científico, no lo sabemos,
sigue sin estar claro; como actividad humana que es la ciencia resulta limitada
y falible.
Y por desgracia, algunas veces, no puede decidir por sí
sola la culpabilidad de una persona, y es que en la vida real no pasa como en
las series de ficción y la policía científica.
Orfila,
Mata y Bretón
En el ámbito universitario francés nuestro mahonés propició
más que un plan de estudios, al iniciar un nuevo sistema docente con la
introducción de clases prácticas experimentales y, sobre todo, la definitiva
instauración de las prácticas hospitalarias. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 28
de octubre de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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