(Continuación) Sí, claro que continuamos pues quedan -aparte de numerosos cargos académicos y políticos, publicaciones científicas y funciones públicas por nombrar de nuestro mahonés, lo que haría cuasi interminable esta referencia callejera- un cuarteto de curiosidades “orfilienses” que me gustaría contarle ahora de él.
Juego
privado y docencia pública
De dos de ellas tan solo una pincelada. La primera es
lúdica, su gran pasión por el juego del dominó le llevó a formar parte
junto a otras personalidades del afamado “Círculo de jugadores de dominó”,
creado hacia 1838 por el escultor Jean-Pierre Dantan; por cierto, ¿qué
es el dominó, arte o ciencia? ¿ciencia que se convierte en arte? O ¿arte que
termina siendo ciencia?
La segunda es docente, Orfila fue profesor de química y medicina en la facultad de medicina (1841-1842) de París, de un viejo conocido de estos predios, Antonio Machado y Núñez (1815-1896), sí el naturalista y médico gaditano padre de Antonio y Manuel, de Manuel y Antonio.
Quién de vuelta de Guatemala, donde había ejercido como
médico para establecerse en Sevilla, antes pasó una temporada formativa en la
ciudad de la luz, Ville Lumiere. Por si está interesa en el “doctor del
gabán blanco” pulse Torre del oro, eclipse
solar y Machado Núñez o Biblioteca
General Rector Antonio Machado y Núñez.
Academia
privada e inicios de la toxicología
La tercera curiosidad que le traigo es también
didascálica solo que en este caso ocurrió unas décadas antes y dentro del
terreno privado; ya le conté que de las primeras actividades que el joven Mateo
llevó a cabo al terminar sus estudios, en la primera década del siglo XIX, fue la
de abrir una escuela privada en la que impartía clases de química, medicina,
....
Y fue preparando unas prácticas para una de ellas, cuando se percató de un hecho curioso: en los precipitados que se formaban al hacer reaccionar con diversas sustancias una solución de arsénico, éste no aparecía si dicho veneno se había diluido en vino, café, leche, caldo o helado.
Vamos cuando se había mezclado con líquidos de
procedencia animal o vegetal, es decir, que la mayor parte de los venenos, al
ser ingeridos, no podían ya ser detectados en los cuerpos con los medios
puestos en práctica hasta entonces; algo que él mismo ratificó tras un gran
número de ensayos.
Se trataba de un descubrimiento esencial porque este
hecho no estaba reseñado en ningún libro de medicina legal, claro, está en lo
cierto, la toxicología aún no existía. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 21 de octubre de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.
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