domingo, 16 de febrero de 2025

DCPS. Calle Orfila (5)

(Continuación) Sí, claro que continuamos pues quedan -aparte de numerosos cargos académicos y políticos, publicaciones científicas y funciones públicas por nombrar de nuestro mahonés, lo que haría cuasi interminable esta referencia callejera- un cuarteto de curiosidades “orfilienses” que me gustaría contarle ahora de él.

Juego privado y docencia pública

De dos de ellas tan solo una pincelada. La primera es lúdica, su gran pasión por el juego del dominó le llevó a formar parte junto a otras personalidades del afamado “Círculo de jugadores de dominó”, creado hacia 1838 por el escultor Jean-Pierre Dantan; por cierto, ¿qué es el dominó, arte o ciencia? ¿ciencia que se convierte en arte? O ¿arte que termina siendo ciencia?

La segunda es docente, Orfila fue profesor de química y medicina en la facultad de medicina (1841-1842) de París, de un viejo conocido de estos predios, Antonio Machado y Núñez (1815-1896), sí el naturalista y médico gaditano padre de Antonio y Manuel, de Manuel y Antonio.

Quién de vuelta de Guatemala, donde había ejercido como médico para establecerse en Sevilla, antes pasó una temporada formativa en la ciudad de la luz, Ville Lumiere. Por si está interesa en el “doctor del gabán blanco” pulse Torre del oro, eclipse solar y Machado Núñez o Biblioteca General Rector Antonio Machado y Núñez.

Academia privada e inicios de la toxicología

La tercera curiosidad que le traigo es también didascálica solo que en este caso ocurrió unas décadas antes y dentro del terreno privado; ya le conté que de las primeras actividades que el joven Mateo llevó a cabo al terminar sus estudios, en la primera década del siglo XIX, fue la de abrir una escuela privada en la que impartía clases de química, medicina, ....

Y fue preparando unas prácticas para una de ellas, cuando se percató de un hecho curioso: en los precipitados que se formaban al hacer reaccionar con diversas sustancias una solución de arsénico, éste no aparecía si dicho veneno se había diluido en vino, café, leche, caldo o helado.

Vamos cuando se había mezclado con líquidos de procedencia animal o vegetal, es decir, que la mayor parte de los venenos, al ser ingeridos, no podían ya ser detectados en los cuerpos con los medios puestos en práctica hasta entonces; algo que él mismo ratificó tras un gran número de ensayos.

Se trataba de un descubrimiento esencial porque este hecho no estaba reseñado en ningún libro de medicina legal, claro, está en lo cierto, la toxicología aún no existía. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 21 de octubre de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad. 

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