(Continuación) Una ciencia que tiene entre sus normas ineludibles la de estar obligada a hacer pública, comprobable y reproducible cualquier afirmación que realice sobre una investigación; por muy importante que sea quien lo afirme, en ciencia no sirve el aristotélico argumento de la autoridad, la falacia que subyace bajo los latinajos argumentum ad verecundiam o magister dixit.
Una
“cualidad democrática” de la ciencia que parece ir en contra de una de las afirmaciones
del físico pisano, la de ‘En cuestiones de ciencia, la autoridad de mil no
vale el razonamiento humilde de un solo individuo’, tras la cual estaba sin
duda su ‘eppur si muove’.
3.
El mito no se cuestiona; el logos sí. De hecho, y como ya hemos
comentado en el punto anterior, el logos está en constante proceso de
cuestionamiento, mientras que el mito no; él es patrimonio de los antepasados,
forma parte de la cultura de la comunidad y es una verdad aceptada por todos; nadie
se cuestiona la veracidad del mito.
Por el contrario, la del logos siempre está en cuestión, y en ciencia la verdad no pasa de ser sólo el último error aceptado como certeza, hasta que nuevos datos nos hagan cambiarlo. De modo que los enunciados científicos no son verdades absolutas, independientes de cualquier contexto conceptual y experimental.
No
obstante, si dichas definiciones están bien demostradas, se pueden considerar
como verdaderas en relación con su contexto correspondiente, en este caso la mecánica
newtoniana, uno de los pilares de la física clásica es un ejemplo
paradigmático. (La verdad en ciencia puede definirse como la hipótesis
funcional más apropiada, para abrir el camino hacia la siguiente mejor). K.
Lorenz.
4.
El mito usa un lenguaje simbólico; el logos, no. El mito usa un
lenguaje altamente simbólico para transmitir sus enseñanzas, al tratarse de conceptos
que están más allá del razonamiento humano del momento (la muerte, la divinidad
o el ideal de justicia). Y ha sido así siempre, una constante a lo largo de la
historia de la humanidad.
De hecho, bien pensado, en la actualidad lo seguimos haciendo cuando, al intentar explicar las consecuencias de un acto o establecer una moraleja, usamos una fábula o un cuento, entonces estamos usando el mito.
5.
El mito ha formado parte de la cultura humana desde los inicios de la
civilización; el logos por el contrario es relativamente nuevo. Hablamos de
alrededor de medio millón de años frente a unas pocas decenas de miles que,
aunque humanos, son valores de bien diferente orden de magnitud.
6.
El mito (y también la filosofía) utiliza un lenguaje polisémico y
por tanto solo es posible llegar a soluciones por consenso. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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