(Continuación) No, nada mal, pero, como es lógico y natural, su familia lo orientó a la marina, de modo que en 1802 se embarcó durante tres años; sin embargo, las vicisitudes pasadas durante esta travesía no le sentaron nada bien, de modo que a la vuelta pidió permiso a su padre para estudiar Medicina, una disciplina por la que ya había mostrado cierta predilección.
En
Valencia, medicina y química
Permiso concedido pero que, no siendo posible estudiarla en Menorca tuvo que viajar a Valencia
en septiembre de 1804 para asistir a las clases impartidas en su Facultad de
Medicina, y durante este primer curso comenzó a interesarse también por la química.
Disciplina que estudió tanto en las clases regladas como
en plan autodidacta, a través de las obras de los principales autores franceses
y de pequeñas experiencias que realizaba en su casa con la ayuda de otros
aficionados.
Entre otros franceses leyó a Antoine Lavoisier, Claude Louis Berthollet o Antoine François de Fourcroy, quienes también cuentan con un lugar en este paseo sevillano. Tal fue el nivel de su autodidacta formación en química que llegó a deslumbrar a compañeros y profesores durante un concurso público celebrado en junio de 1805 que ganó.
No obstante, decepcionado por las carencias educativas y
el bajo ambiente intelectual universitario, unido a un desagradable encuentro
con la Inquisición, debido a una denuncia infundada, pidió permiso a su padre para
continuar sus estudios en Barcelona.
En
Barcelona, más medicina y química
Adonde se trasladó en 1806, trabando relación con un grupo de químicos que trabajaba en
aquella ciudad, muy especialmente con Francisco Carbonell y Bravo que
fue su profesor de Química, un seguidor de Fourcroy y uno de los
principales promotores de la nueva química industrial que tan interesante papel
desempeñaría en el desarrollo económico de Cataluña.
Gracias a su informe favorable, en 1807, la Junta de Comercio de Barcelona concedió a Orfila una beca (“pensión” en aquellos tiempos) para ampliar sus conocimientos de química y mineralogía durante cuatro años, dos de ellos en Madrid junto a Joseph Louis Proust y los otros dos en París.
La idea
era que tras su regreso se hiciera cargo de una segunda cátedra de química en
Barcelona, Orfila se sumaba así a la larga lista de pensionados españoles que
viajaron a Francia para estudiar química durante el último tercio del siglo
XVIII y primero del XIX. Sin embargo, sabido es que el hombre propone, Dios
dispone y las circunstancias descomponen.
En París, pluriempleo y doctorado
Resulta
que cuando llegó a la capital de España, Proust ya se había marchado,
por lo que partió inmediatamente a París, ciudad donde permanecería ya el resto
de su vida desarrollando su actividad científica y docente, aunque no exenta de
contratiempos. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 07
de octubre de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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