domingo, 2 de febrero de 2025

Efecto Kessler [CR-299]

[Esta entrada apareció publicada el 24 de enero de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Es la expresión con la que se conoce una hipotética realidad de desastre espacial motivado por la proliferación de basura en la órbita terrestre baja, OTB o LEO (acrónimo del inglés Low Earth Orbit), existente entre la atmósfera y el cinturón de radiación de Van Allen. 

Propuesto por el astrofísico estadounidense Donald Kessler y basado en su artículo académico de 1978, plantea que el volumen chatarrero podría llegar a ser tan alto, que los objetos en órbita serían impactados con demasiada frecuencia por dicha basura lo que crearía a su vez más basura y un mayor riesgo de nuevos impactos; un desastroso efecto dominó y en cascada, sin contar lo que dificultaría, incluso llegaría a imposibilitar, el acceso al espacio de nuevas misiones.

Un catastrófico y no tan hipotético escenario a cuya materialización contribuyen no pocos sucedidos, sin ir más lejos este pasado noviembre hubo que activar los propulsores Progress 89 de la Estación Espacial Internacional (ISS) durante 5 min 31 s a fin de alejarla de la trayectoria de un trozo (estuvo a menos de 20 m) perteneciente a un satélite meteorológico de defensa fuera de servicio que se desintegró en 2015. No es que estemos en una situación crítica, es mi prescindible opinión, pero es evidente que el tráfico espacial necesita ser regulado más pronto que tarde, porque, ¿es posible que haya empezado ya este catastrófico escenario?, pregunto. 

Un espacio del que la órbita cercana a la Tierra, entre 160 y 800 km en línea recta, está mucho más congestionada que entre el planeta y la Luna, 385 000 km también en línea recta. Respecto a la congestión, se estima que puede haber unos 8 000 satélites orbitando a unos pocos cientos de kilómetros de la superficie terráquea, cifra que es más que probable aumente a decenas de miles antes que acabe esta década.

Unos satélites que, por otro lado, son más que necesarios para llevar Internet a países en desarrollo, monitorear la agricultura o el clima terrestre, lo que está bien. Como bien está el hecho que la participación de empresas privadas en este sector astronáutico haya reducido drásticamente los costos de lanzamiento, impulsando así esta fructífera actividad espacial para la que, por desgracia, no hay luces sin sombras, no tenemos aún un plan para hacerlos regresar. 

De modo que quedan orbitando allá arriba con los consiguientes efectos catastróficos que a nadie escapan: cortes masivos de Internet; fin de la televisión y el GPS; impacto de piezas de basura en llamas en la superficie terrestre o riesgo para el futuro de los vuelos espaciales. Sí, hay que tomar medidas, sobre esto hay consenso, donde no se ponen de acuerdo es acerca del actual nivel de riesgo y de cuándo exactamente la congestión en el espacio puede llegar al punto de no retorno ¿Síndrome de Kessler?

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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1 comentario :

Anónimo dijo...

¿Tiene continuación? me parece muy interesante.