Cuando este ejemplar pise la calle, quedarán pocas horas para entrar de forma plena en la
estación invernal astronómica y, de forma no tan plena, en la meteorológica.
Que no es lo mismo astronómico que meteorológico y, como decía mi abuela, “el
tiempo está loco”.
A las 23 h 23 min
del 21 de diciembre, hora oficial peninsular, tendrá lugar el solsticio de invierno, un fenómeno
cósmico con el que se inicia esta estación que durará 88 días y 23 h,
terminando el 20 de marzo. Es lo que tiene el invierno, que dura exactamente lo
que tarda en llegar la primavera.
Una fecha de
inicio que no es siempre la misma y que a lo largo de este siglo caerá entre
los días 20 y 22 de diciembre. La más tempranera lo hará en sus postrimerías
(2096), ya veremos quienes están aquí para ratificarlo, y la más tardía ya
ocurrió pues fue en el 2003.
¿Por qué comienza el invierno en esos
días?
Como muchos de los
asuntos humanos, el inicio de las estaciones también es fruto de un acuerdo y
éstos, por convenio, vienen dados por aquellos instantes en los que la Tierra
ocupa determinadas posiciones en su órbita alrededor del Sol. Y que, en este caso, es el punto de la eclíptica en el que el astro alcanza su posición más austral.
Así que solsticio
es un término astronómico relacionado con la posición del Sol en el ecuador
celeste, y el día en el que esto sucede es cuando alcanza su mayor declinación Sur
(invierno). Una altura máxima al mediodía que durante varios días apenas
cambiará, de ahí que se le llame solsticio, del latín solstitium o “Sol quieto”, por la impresión que produce a simple
vista de estar quieto en el cielo.
Por supuesto que
esto que les digo es para el hemisferio norte desde donde escribo, porque justo
en ese mismo instante, pero en el sur, lo que se inicia es la estación de verano.
Una importante cuestión de perspectiva.
Y para que no la
pierda, le recuerdo que el término se corresponde con un hecho singular, con una
coincidencia espacial que dura sólo un momento y es que, el cambio astronómico
de estación, se produce instantáneamente. Así que no es una fecha, ni dura un
día entero, aunque acostumbremos a llamar solsticio al día en el que ocurre ese
fenómeno fugaz.
Por el contrario,
el cambio meteorológico, ése ya no ocurre de forma tan repentina. A causa del
doble y continuo movimiento de rotación y traslación del planeta, se produce de
forma gradual y constante con el transcurrir de días, semanas y meses. Les dejo
con Fuller: “Soy un pasajero de la nave espacial llamada Tierra”.
[*] Introduzcan
en [Buscar en el
blog] las palabras en negrilla
y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
[**]
Esta entrada apareció publicada el 21 de diciembre de 2018 en la contraportada
del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.
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