Hemos comentado en otras
entradas de primero de mes, que el originario calendario romano se dividía en sólo diez (10) meses, y que fue el
segundo rey de Roma, Numa Pompilio,
quien lo adaptó al año solar
agregándole dos (2) meses más. Pues bien, enero fue uno de ellos.
En principio era el undécimo
(11º), aunque en el siglo I a.C., con la reforma de Julio César que fue quien estableció el calendario juliano, y pese a su oposición, pasó a ser considerado
como el primero. Al menos a título consular que no civil, un asunto político
que le resumo.
Antes, el año comenzaba
oficialmente el 15 de marzo (idus de marzo)
pero, por motivos bélicos y electorales, el Senado de Roma lo cambió al 1 de
enero, que a cónsules y senadores les venía mejor para sus intereses políticos.
Un cambio nada extraordinario
si se piensa, pues en la actualidad también tenemos distintos calendarios
(educativo, fiscal, deportivo), sin que por ello el nuevo año civil arranque en
agosto, septiembre o abril. ‘Nihil novum
sub sole’ que dijo el clásico. Y hablando de actualidad, recordar tres
hitos aeronáuticos, tres misiones espaciales, que se han solapado temporalmente
en estos inicios de 2019.
Una. La observación del cuerpo
más lejano que se haya visitado dentro de nuestro Sistema Solar, y que tiene el inquietante nombre de ‘Ultima
Thule’ no sin razón, ya que se encuentra a sesis mil millones de
kilómetros (6 000 000 000 km). Será posible gracias a la sonda estadounidense ‘New Horizons’.
Dos. La orbitación de un asteroide a apenas kilómetro y medio (1,5
km) de su superficie, una maniobra nunca intentada con una roca tan pequeña
como ésta, de tan solo medio kilómetro (500 m) de diámetro. El acercamiento
tendrá lugar a ciento diez millones de kilómetros (110 000 000 km), siendo la sonda
‘Osiris-Rex’ de la NASA la encargada de realizarlo sobre
el asteroide de nombre egipcio ‘Bennu’.
Tres. El primer alunizaje en
la cara oculta de nuestro único satélite natural, a cargo de la sonda china ‘Chang’e-4’, y su peculiar cargamento de
huevos de gusanos de seda y semillas, los primeros posibles
habitantes de la Luna. Además lo
hará en su cara oculta, que no
oscura, un error éste que contribuyó a propagar la banda de rock británica Pink Floyd, con su disco de 1973, ‘The Dark Side of the Moon’.
En otro orden de asunto, el
nombre antiguo de este mes era ‘Ianuro’,
en honor al dios Jano protector de puertas y umbrales. Una especie de guardián
de comienzos y finales, de entradas y salidas, de cualquier actividad
emprendida por el hombre.
Su representación habitual era
bifronte, esto es, un hombre con dos
caras que miran hacia el Oeste y hacia el Este, lugares por donde sale y se
pone nuestra estrella. Les dejo con un bifronte gramatical: ‘La mina de sal / La sed animal’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció
publicada el 4 de enero de 2019, en la contraportada del semanario Viva
Rota, donde también la pueden leer.
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