(Continuación) Desde el campo
de la etimología, en las fuentes
clásicas, ‘Thule’, ‘Tile’ o ‘Tule’, es un término usado para hacer
referencia a un lugar alejado e inalcanzable, por lo general una isla en el
norte geográfico más lejano.
Con posterioridad y ya en la terminología romana y medieval, la expresión
Ultima Thule designaba cualquier
lugar muy distante, situado más allá de las fronteras del mundo conocido. Y en la actualidad esta antigua locución de cartografía, que podemos traducir por “más
allá del mundo conocido”, con todo lo que sabemos del mundo que nos rodea, (“las ciencias adelantan que es una
barbaridad”), hace referencia a las localizaciones más distantes y
desconocidas.
A aquellas regiones limítrofes difíciles de alcanzar y plagadas de
peligros desconocidos. Así que está bien elegido el nombre para el que es, por ahora, el mundo astronómico
visitado por el hombre, más alejado de nuestro sistema solar del que tenemos
conocimiento.
Y hablando de conocimiento,
¿qué esperamos de la visita de un artefacto humano, a este mundo más allá de Plutón, uno de los millones de pequeños
cuerpos helados del cinturón de Kuiper?
Misión New Horizons
Del último cometido por ahora
de esta misión espacial, ‘Nuevos Horizontes’, no tripulada y destinada a
explorar Plutón, sus satélites y el cinturón de Kuiper, lo cierto es que
existe una expectación científica máxima, acerca de lo que podamos aprender del
Ultima Thule.
Desde hoy 1 de enero de 2019, día
de Año Nuevo, y a seis mil cuatrocientas treinta millones de kilómetros (6 430
000 000 km), la sonda New Horizons
sobrevuela a unos tres mil quinientos kilómetros (3 500 km) de
distancia de la
superficie de 2014 MU69, una altura
a destacar ya que es tres (3) veces inferior a la que estuvo de Plutón.
Ninguna nave espacial ha
explorado un mundo tan distante, tan lejano de nuestro sistema solar, que
además es el más primitivo, por lo que nos puede ofrecer información sobre el
papel que estos objetos del cinturón de Kuiper han jugado y siguen jugando al
desviar cometas de sus trayectorias.
Sobre todo esas desviaciones que les hizo y les hace acercarse al núcleo de
nuestro sistema solar.
No olvidemos que un proceso astronómico
como ese, es el que pudo sembrar la vida
en nuestro planeta al ser impactado por uno de estos cuerpos. Los cometas bien pudieron
sembrar en una Tierra primordial,
componentes químicos de la vida como los aminoácidos
que constituyen nuestras proteínas. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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