Instaladas en este mes de marzo del actual calendario gregoriano las dos primaveras correspondientes (la meteorológica, desde el día 1, y la astronómica, desde el día 20) y encarando ya el mes su recta final, adquiere protagonismo por derecho propio el cambio de hora marcero.
Creo
que en estos años de “enroque científico” diario (van ya para una docena y
media) le he contado si no todo, casi todo lo habido y por haber sobre la
ineludible e inefable por ahora, doble variación anual de hora, del que este de
hoy es uno de sus dos momentos. (“Este es ¡¡MIIII!! momento”, la Benito, dixit).
En esta madrugada de sábado 29 a domingo 30 de marzo, las 2:00 h (1:00 h
en Canarias), pasarán a ser las 3:00 h (2:00 h en Canarias), un día que durará por
tanto una hora menos, veintitrés en vez de veinticuatro; se siente, menos
tiempo para el sueño o el descanso.
Y con él pasaremos al horario de verano que ya empezamos a notar en un aumento del número de horas de luz durante la tarde al irse retrasando cada día el atardecer; tres cuartos de lo que ocurre en el amanecer, que tiene lugar una hora más tarde.
Un periodo de tiempo que
se extenderá hasta el próximo 26 de octubre (también cae lógicamente en madrugada
“finsemanera” este cambio de hora octubrino) y con el que comenzará
el horario de invierno recuperando esa hora que “perdemos” ahora.
Unos cambios que al
decir de algunos les produce algún
tipo de impacto en su vida diaria, una
especie de alteración en su comportamiento y estado de ánimo, pongamos
que hablan de euforia, de astenia
primaveral y de otras supuestas dolencias asociadas a los ritmos del sueño, las
horas de luz solar o vaya usted a saber.
Y que cuenta con detractores de todo tipo pues si bien la intención del susodicho es adecuar la jornada laboral a las horas de luz natural, con el objetivo de contribuir al ahorro energético (dejo al margen el hecho franquista de que a España no le corresponda geográficamente el huso horario que tiene), todo apunta a que en la actualidad éste es apenas significativo, por lo que la polémica está servida.
Polémica a la que se
añade la circunstancia político social de que a nivel legislativo no se prevén modificaciones
en el corto plazo, al menos en suelo
patrio. Por la Orden PCM/186/2022, de
11 de marzo, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), el cambio
horario seguirá teniendo lugar cada otoño y cada primavera hasta, al menos,
2026.
Ya, ya, de meteorológica
tiene poco esta primavera, me dirá usted no falto de algo de razón; pero “por
ahora” le contesto a bote pronto si me lo permite, y es que “Al tiempo, tiempo
le pido, y el tiempo, tiempo me da, y el mismo tiempo me dice, que él me
desengañará”.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
1 comentario :
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