También conocida como giacobínidas, es la primera lluvia de meteoros importante del otoño y tiene lugar entre el 6 y el 10 de octubre, es decir a partir de mañana, si bien su máximo de intensidad se producirá a lo largo de la noche del próximo viernes ocho de octubre.
Que por cierto es el ducentésimo octogésimo primer (281.º) día del año, al
ser éste de duración normal, trecientos sesenta y cinco (365) días, por lo que
quedan ochenta y cuatro (84) para finalizarlo.
Dicho lo cual recordar que las lluvias de estrellas surgen cuando la Tierra,
en su movimiento de traslacción alrededor del Sol, atraviesa las corrientes
de escombros que dejan a su paso cometas y asteroides, las mismas
que con el tiempo, quedan distribuídas a lo largo de la órbita del objeto
principal alrededor del sistema solar.
De modo que, cada vez que uno de estos fragmentos colisiona con la atmósfera terráquea, vemos una estrella fugaz, en realidad un efecto lumínico del fenómeno de abrasión que sufre y que se produce entre los setenta y cien kilómetros (70-100 km) de altitud.
Adendas gramatical y taurómaca
Por cierto, y dando una ‘larga cambiada’ si me
permiten la terminología taurómaca, he optado por escribir los nombres de los fenómenos astronómicos
y atmosféricos con minúsculas, y así: aurora, eclipse, fases de la luna, vientos
o las lluvias de meteoros que hoy nos traen aquí, a saber, las dracónidas (de Draco
o Dragón), las leónidas (de Leo o León) o las gemínidas (de Géminis).
Dejo la escritura en mayúscula para los nombres
de los objetos astronómicos diferenciados, como Luna, Halley o Marte
y, aquí soy algo más relajado, a veces a las lluvias las llamo en singular, es
decir, perseida, leónida, dracónida, pues está aceptado como válido.
No se lo he dicho pero para escribir lo anterior, he bebido directamente del Diccionario de uso del español de María Moliner, si no, es algo que nunca me habría atrevido a hacer. Ya de la que va, en puridad, me veo en la tesitura de poner negro sobre blanco lo de la ‘larga cambiada’ de más arriba.
Como es posible sepa, se trata de un lance del
toreo con capote en el que el torero, de rodilla y citando de frente al animal por
un pitón, le da salida por el otro al desplegar el percal por arriba de la
cabeza. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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