(Continuación) De hacerlo volveríamos a caer en un craso de error de anacronismo, muy humano por otra parte, al juzgar el pasado a la luz y con los valores del presente. Un mal posicionamiento, este sí realmente trasnochado, que cuando menos nos limita entender de dónde venimos y nos dificulta saber hacia dónde vamos.
Ya ve que sigo con el escritor granadino solo que
ahora con un ‘ya voy ya vengo’ entre el cineasta Berlanga, la película ‘Calabuch’
(1956), su sorprendente temática
científica y la, no tan sorprendente, visión buenista de la energía nuclear.
Hablamos de mediados del pasado siglo XX y no
resulta tan sorprendente por lo que ya le apunté más arriba. Desde el principio
se tuvieron en consideración lo mucho que podrían llegar a representar las,
indudables por otro lado, aplicaciones pacíficas de esa forma de energía.
‘Megadeath’
De modo que no fue casualidad la mentalización a favor de obra de lo nuclear, iniciada ya desde el mismo bombardeo realizado sobre las ciudades japonesas de Hirosima y Nagasaki a primeros de agosto de 1945, y que supuso el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Sin duda la acción bélica más mortífera de la
historia de la humanidad, cuyo escalofriante número de víctimas y desolación
material dio origen al término ‘megadeath’ (mega muerte), creado ad
hoc unos años después como una nueva unidad de medida destructiva.
Lo que no fue óbice para que, como último mal
necesario, encontrara argumentos a su favor desde la supuesta aseveración de
que, gracias a ella, se evitó una masacre mucho mayor: la que produciría la continuación
de la guerra hasta que Japón se hubiera rendido.
En la actualidad y hasta donde me he informado, sigue en discusión la realidad de las cifras manejadas para sustentar tal argumentación. Ahí lo dejo.
Es el nombre del programa para uso pacífico de la
energía atómica que, con motivos diversos y entre ellos ciertamente el
propagandístico, el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower,
presentó ante la ‘Asamblea General de Naciones Unidas’ el 8 de diciembre de 1953, es decir muy poco menos de tres años antes
de que se estrenara ‘Calabuch’.
Una especie de agencia internacional a la que la nación
estadounidense llegaría a suministrar cinco mil kilogramos (5000 kg) de U-235,
el isótopo fisionable del elemento radiactivo uranio, para su
utilización en aplicaciones nucleares civiles en medicina y generación de
energía. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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