domingo, 17 de octubre de 2021

Espíritu y pensamiento atómicos: ‘Átomos para la paz’, ‘Proyecto Orion’, …

(Continuación) Un programa nuclear que se hizo bajo los auspicios de la misma ONU y pronto tomó vuelo, tanto, que en agosto de 1954 Eisenhower firmaba una ley sobre energía atómica. Una disposición legal por la que EE.UU. podía facilitar información y ayuda a los países amigos, a través de acuerdos bilaterales.

Y entre estos amigos se encontraba la España franquista de mediados de siglo pasado, sí, ha leído bien. De hecho, un año después, ambas naciones firmaban un convenio de cooperación “relativo a los usos civiles de la energía atómica” al que, obviamente, dieron su aprobación las insustanciales Cortes Españolas de la época.

‘Comisión de Energía Atómica’

El mismo año de presentación del programa ‘Átomos para la Paz’, el empresario Lewis Strauss, director por aquel entonces de la omnipotente ‘Comisión de Energía Atómica’ estadounidense, pronunciaba esta panegírica previsión a quince años vista:

“…No será excesivo esperar que nuestros hijos disfruten en sus casas de energía eléctrica demasiado barata como para ser medida en el contador; en el que sabrán de hambrunas regionales endémicas en el mundo únicamente a través de los libros de historia; en el que viajarán sin esfuerzo por los mares o bajo ellos y por el aire con un mínimo de peligros y a grandes velocidades; y en el que gozarán de una expectativa de vida mucho más larga que nosotros”.

En fin, predicciones y previsiones humanas, o lo que es lo mismo, errores y aciertos de la mano. Por cierto, en la primavera de ese mismo año fallecía el físico relativista y ¿nuclear? germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955).

‘Proyecto Orión’

Pero, y por si fuera poco lo anteriormente expresado a favor de la atomicidad pacífica, el optimismo y la fe depositada en las posibilidades de la energía nuclear dio un paso más, mejor dicho, un salto, un salto espacial que llevó de nombre ‘Proyecto Orión`. Un programa espacial con el que se pretendía enviar una nave al planeta Marte, en un viaje que duraría entre tres y cinco años.

Se trataría de un vehículo espacial de cuatro mil toneladas (4000 t) de masa, cien metros (100 m) de largo y cincuenta (50) de ancho, con capacidad para veinte o más personas, y que sería impulsado por la energía liberada en las explosiones de unas ochocientas (800) “bombas atómicas de bajo nivel”, en lo que se conoce como ‘mecanismo de propulsión nuclear de pulso’.

Se llegó a pensar incluso en la posibilidad de realizar viajes interplanetarios baratos, no le digo más. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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