(Continuación) Una de las tres bombas caídas en tierra y la del mar quedaron intactas, pero las otras dos, al no llegarse a abrir sus paracaídas de seguridad, chocaron contra el suelo cerca de Palomares, y, aunque no explotaron, sufrieron daños hasta el punto de incendiarse y liberar más de veinte kilogramos (20 kg) de plutonio (Pu-239) radiactivo.
Accidente nuclear de Palomares. Otras consecuencias
Unas indeseadas
emisiones que obligaron a la retirada de cientos de toneladas de tierra
contaminada de la zona, y al consiguiente pago de millonarias indemnizaciones a
los agricultores locales, que originaron no poca inquietud y alarma social.
Eran unos efectos secundarios no bien conocidos del todo en ese momento, que a nivel popular se intentaron ocultar o cuando menos mitigar. Para ello se elaboró una campaña propagandística basada en un famoso baño en las aguas palomareñas, a fin de demostrar que no había ningún riesgo de radiación. Si tiene cierta edad seguro que lo recuerda.
Tuvo lugar unos días
después del accidente y lo protagonizaron entre otros, el entonces embajador
estadounidense en España y Manuel Fraga. Sí,
el mismo e inefable ministro de Información y Turismo -promotor del archiconocido lema publicitario ‘Spain
is different!’ de 1963-, cuya imagen en bañador quedó impresa en la
retina de varias generaciones de españoles.
Una bonista operación
publicitaria destinada a tranquilizar a la población, una especie de componente
distractor de la grave situación nuclear creada, y una imagen
que paradójicamente ayudó a revitalizar el proyecto nuclear, rompiendo la
atonía en la que se encontraba.
Acerca de las bombas termonucleares de Palomares
También denominadas bombas de hidrógeno o bombas H, tenían una potencia de uno coma cuarenta y siete megatones (1,47 Mt) cada una, es decir, un millón cuatrocientas setenta mil toneladas (1 470 000 t) de trinitrotolueno o TNT, compuesto químico de fórmula C6H2(NO2)3CH3.
Para entendernos, hablamos
de una potencia que era, aproximadamente, unas setenta y cinco (75) veces superior
a la de la bomba
A que, por ejemplo,
destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima, lo que ya le digo es mucha, mucha, potencia.
Y ahora que estamos en esto, perdone una doble digresión didascálica.
Una. La que conocemos
como bomba A (mal llamada atómica), está basada en una reacción de fisión nuclear en cadena, cuya energía se libera de forma descontrolada por obvios y bélicos motivos destructores. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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