viernes, 30 de septiembre de 2022

DCPS. Calle Siracusa (y 2)

(Continuación) Mandó montar un complejo sistema de poleas (una adecuación de la palanca que sustituye las barras por sogas), con el que agarró a la nave que había ordenado cargar al completo con mercancías y tripulación. Cuentan que cómodamente sentado manejó, con una sola mano y sin esfuerzo aparente, un cabestrante que puso el barco en movimiento hasta botarlo. Lo nunca visto.

De este sucedido con la prodigiosa máquina proviene la archiconocida frase, una máquina de la que podríamos decir que anda aún en busca de inventor, ya lo hemos adelantado, Arquímedes es quizás el hombre más famoso asociado a esta máquina simple, pero no es el único ni fue su inventor. 

Alrededor de la autoría, entre otros, le precedieron Platón, Aristóteles o Estratón; y con posterioridad da Vinci, Stevin o Galileo siguieron las huellas arquimedeanas.

“...Si hubiera otro mundo y pudiera ir a él. Entonces podría mover éste"

Así es como la frase aparece escrita en su libro Sobre la palanca, mucho tiempo perdido y afortunadamente recuperado por Plutarco. Una que en su formato completo nos habla de la humildad del genio y, desde el punto de vista científico, puede parecer un detalle prescindible, algo que le aseguro resulta ser un grave error de apreciación.

Si lo piensa bien, verá que es del todo imprescindible pues nos muestra la imposibilidad existencial, física y técnica, de semejante máquina simple; una cosa es que una idea sea correcta en teoría y otra que se pueda llevar a la práctica, una limitación por otro lado que no resta ni un ápice de utilidad a la recién nacida mecánica. 

Por el contrario, es una prueba más de que la teoría científica puede resolver aplicaciones prácticas de la vida diaria, de que la ciencia puede ser una de las llaves del conocimiento de la naturaleza.

Bien, como a menudo suele suceder, nos hemos quedamos sin espacio y es mucho lo que queda por contar acerca de quien, probablemente, es el científico y matemático más notable de la humanidad hasta el nacimiento de Newton, unos dos mil años más tarde. 

Por suerte la ciudad de Sevilla tiene algún que otro reconocimiento, digamos arquimédico, al que recurrir y mientras lo pergeñamos, le dejo con otra cita de las suyas: ‘Las magnitudes están en equilibrio a distancias recíprocamente proporcionales a sus pesos’. Gracias, Arquímedes. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 16 de mayo de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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