martes, 27 de septiembre de 2022

‘Anni mirabiles’: 1666, 1905 y 1922 (y 2)

(Continuación) 3. Movimiento browniano. Para esta microscópica y decimonónica (1827) observación del movimiento de unas partículas de polen por parte del botánico escocés Robert Brown, casi un siglo después, en 1905, Einstein publicaba una explicación.

Se debía a las colisiones con las moléculas de agua, que a su vez se movían por efecto del calor, de modo que conforme más caliente estuvieran, más se moverían; un fenómeno por tanto de naturaleza termodinámica.

Lo realmente sorprendente era que dicha hipótesis, el alemán la aportaba como una prueba de la existencia de los átomos, que en esa época todavía no estaba completamente confirmada. Increíble ¿no le parece?

4. Electrodinámica de los cuerpos en movimiento o Teoría de la Relatividad Especial (TRE). Para algunos estudiosos este artículo, publicado en septiembre de 1905, quizás sea el más famoso de los cinco. El mismo Einstein contaba que su origen se remontaba a una idea que se había planteado a los 16 años.

“¿Cómo se vería un rayo de luz si uno viajara al lado de éste a su misma velocidad?” Me parecen pocos años quizás para ese tipo de pregunta, pero claro, ¿qué sabe nadie de lo que es capaz de preguntarse cada uno? Máxime si se trata de un genio.

5. Equivalencia de la masa y energía. Publicada en noviembre de 1905, en ella presenta la ecuación probablemente más famosa del mundo, aunque no por ello necesariamente, la más fácil de entender. Me refiero a la fórmula E = m·c² (energía igual a masa por la velocidad de la luz al cuadrado), justificadora en parte de la ingente energía desplegada en las reacciones nucleares.

Annus mirabilis, 1922

Por último, y sin cambiar de siglo aunque sí de disciplina, nos adentramos en la parcela de la literatura que en este año y como tal arte de la expresión hablada y escrita, cambia para siempre. Es el año asombroso del Modernismo anglosajón, cuando se publican el Ulysses de James Joyce y La Tierra baldía de T. S. Eliot, y donde otras obras y personajes brillaron también con luz propia.

No olvidemos que lo mejor de Rainer María Rilke se produce ese año, es cuando termina Elegías de Duino y escribe Sonetos de Orfeo. O Fernando Pessoa conecta con W. B. Yeats a través del mundo de lo esotérico. Y Ezra Pound tiene ya en plena fase de composición sus Cantos.

Sin olvidarnos que en este año de 1922 Albert Einstein recibe el Premio Nobel de Física, no en persona ni por su Teoría de la Relatividad, sino por la explicación del efecto fotoeléctrico; aunque antes tiene lugar el inusitado debate en la parisina Sorbona, entre el físico relativista y el filósofo Henri Bergson acerca del tiempo, ya sabe lo del insólito y categórico einsteniense: “el tiempo de los filósofos no existe”. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


No hay comentarios :