[Esta entrada apareció publicada el 02 de septiembre de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Para los intereses que nos traen y antes de avanzar, vayan por delante dos certezas. Una, los átomos de hidrógeno, de símbolo H, no son de colores; ya sabe que, como sustancia química, el hidrógeno es un gas incoloro de fórmula H2(g).
Dos, ni que decirle tengo que no existen varios tipos hidrógenos, todos los átomos del universo de este elemento son químicamente iguales; no considero en esta afirmación sus tres isótopos (protio, deuterio y tritio), ya que todos tienen las mismas propiedades químicas.
Pero no es menos cierto
también que los humanos tenemos necesidad de producirlo con fines energéticos y
que, no todos los procesos son igual de, digamos, ecológicos.
De ahí que se haya establecido una especie de escala cromática con cuatro categorías o colores: verde, azul, gris y marrón o negro en función del método de obtención empleado y el grado de carbonización que producen. Trato de decir que no es más que una escala arbitraria para determinar su grado de ecologismo y que le resumo.
Hidrógeno negro o marrón. Es el que se obtiene del petróleo o del carbón, combustibles no renovables, mediante un proceso que emite dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Una acción que no ayuda precisamente a la solución de los problemas de calentamiento global y cambio climático del planeta.
Hidrógeno gris. Utiliza
también combustibles fósiles y se puede obtener haciendo pasar gas natural por
vapor de agua, mediante la técnica del reformado con vapor. En el proceso se
generan emisiones de dióxido y en la actualidad es el sistema de
producción más utilizado.
Hidrógeno azul. Aunque utiliza gas natural como materia prima, a diferencia del gris, en su producción se emplean tecnologías que reducen o eliminan la huella de carbono del proceso. Por ejemplo, separando el dióxido de carbono e inyectándolo en formaciones geológicas profundas, de modo que genera bajas emisiones del primero a la atmósfera, bastante menos que los dos tipos anteriores.
Por ahora, de los tres,
es el más limpio, aunque no del todo. Verá. Hidrógeno verde. De entrada,
es el único libre de emisiones atmosférica de gas carbónico pues se produce por
electrolisis del agua, un proceso en el que ésta se descompone en los gases
hidrógeno y oxígeno mediante corriente eléctrica.
Pero, eso sí, esta electricidad ha de proceder de fuentes renovables no convencionales como la fotovoltaica (solar), eólica, biomasa, geotérmica o hidroeléctrica, que no dejan huella de carbono. Entonces, si está claro que el verde es el bueno, ¿por qué no lo utilizamos ya? ¿Por qué no se ha generalizado su uso?
Y, en otro
orden de asuntos, ¿puede el hidrógeno sustituir a otras fuentes renovables de
energía? ¿Habrá coches de hidrógeno? ¿Pueden volar los aviones con este gas?
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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