Una estación que
durará 89 días y 20 horas, terminando el lunes 21 de diciembre con el comienzo
de la siguiente, el invierno, pues ya saben que un otoño dura exactamente
lo que tarda en llegar el invierno. Y aunque ya lo hemos enrocado, nunca está
de más recordar que el inicio astronómico de las estaciones, de cualquiera de
ellas, viene dado por convenio como el instante en el que la Tierra pasa
por una determinada posición de su órbita alrededor del Sol.
¿Cuándo se inicia el otoño?
Para el caso que nos trae, esta posición es aquella desde la que el centro de nuestra estrella visto desde el planeta, cruza el ecuador celeste en su movimiento aparente hacia el sur, haciendo que sus rayos incidan de la misma manera en el hemisferio norte y en el sur. Cuando esto sucede la duración del día y la noche prácticamente coinciden entodos los lugares del planeta, de ahí que a esta circunstancia se la llame así, equinoccio (del latín aequinoctium, aequus nocte, “noche igual”).
Todo esto dicho para
el hemisferio norte del planeta, pues han de saber que en ese mismo instante en
el hemisferio sur lo que se inicia es la primavera ya que acaban de salir del
frio invierno. En la práctica, y en lo concerniente a las fechas astronómicas,
existen hasta cuatro posibles para este inicio estacional, ya que el fenómeno
del equinoccio de septiembre puede ocurrir en los días 21, 22, 23 y 24 de este
mes.
No obstante, y durante este siglo XXI, sólo lo hará los días 22 y 23, me estoy refiriendo a la fecha oficial española, siendo su inicio más tempranero el del finisecular año 2096, ya veremos quien está aquí para verlo, y el más tardío el de 2003 que ya fue. Lo hemos comentado en otras entregas, pero valga una más, estas variaciones de un año para otro se deben a la necesidad metrológica que tenemos de encajar, la secuencia de años según el calendario, algunos son bisiestos, con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol, es decir el año trópico.
Acortamiento del día y cambio de hora
Como bien saben, ésta
es la época del año en la que la duración del día se acorta de forma más
rápida. El Sol ‘sale’ (perdón por el lenguaje) por las mañanas cada día un poco
más tarde que el día anterior, y por la tarde se ‘pone’ (perdón de nuevo)
antes, siendo el acortamiento del día especialmente apreciable por las tardes.
Ya les he comentado en más de una ocasión aquello de pensando como Copérnico,
pero hablando como Tolomeo. (Continuará)
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