jueves, 10 de septiembre de 2020

“¡Atrévete a pensar!” ('Sapere Aude') (1)

Ya sabe que desde sus comienzos Enroque de Ciencia publica en su cabecera bloguera una frase más o menos célebre, que suele cambiar en días alternos. Y la que intitula esta entrada, traducción y original, corresponde a la del pasado lunes 7, justo el mismo día en el que unas horas después de su edición, recibía el comentario que puede ver más abajo.
En opinión del avisado y amable lector, quien escribe, un servidor de usted, había cometido un error en la adjudicación de autoría de la misma ya que la puse en boca del poeta romano Horacio (65-8 a. C.), mientras que, a su buen entender y saber, ésta correspondía al ilustrado filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804).
Hablamos de una considerable diferencia de años entre la existencia de uno y otro intelectual, casi dieciocho siglos, como para que no se pueda dilucidar, o al menos intentarlo, quién la pronunció, escribió o tradujo en realidad por primera vez. Esto es lo que he podido averiguar sobre la locución latina y paso a contárselo empezando por el principio.
'Sapere Aude'. Horacio
Existe total consenso a la hora de aceptar que la originalidad de la frase, o al menos su creación escrita, corresponde al poeta romano Quinto Horacio Flaco, más conocido como Horacio (65-8 a. C.), y aparece entre los versos 37 y 43 de la epístola segunda del libro primero (Epistularum liber primus) que va dirigida a su amigo Lolius: “Dimidium facti, qui coepit, habet: sapere aude, incipe!...”.
Vista en el contexto de la carta -donde trata sobre los múltiples e ingeniosos procedimientos que Ulises usó en su regreso a Troya, para superar las pruebas con las que se enfrentó- no pocos exégetas piensan que el significado de ese ‘sapere aude’ se puede y debe entender (basándose en un argumentario del que por ahora le privo), como un tener juicio para valorar lo que es bueno con respecto a lo que no lo es.
Una traducción del latinajo -quizás “a la virtud aspira”-, donde se explicita la intención moral del mensaje horaciano, que anima a su amigo a vivir juiciosamente para alcanzar la deseada felicidad. Es decir, a tener la moral correcta para dirimir los actos. Como puede ver se trata de un significado que se refiere, de una manera concreta, al acto de mostrarse juicioso, no al de aprender o saber como tal. No a la traducción ‘¡Atrévete a pensar!’ que a todos nos resulta familiar.
Aparte de su obra lírica, abro un inciso, Horacio se adentró en otros campos de conocimientos, uno de ellos cuasi científico pues nos ofrece una versión de la cultura humana empezando por su particular visión del comienzo de la humanidad, que no está exenta de una finalidad moral. Tampoco se imaginen mucho en lo que respecta a las ciencias, estamos en el siglo I. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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