domingo, 15 de diciembre de 2019

Eclipse relativista, 1919 [CR-64]

Si la entrega del viernes pasado aparecía dos días antes del 160 aniversario de la publicación evolucionista, la de hoy coincide con el día, fue un 29, trae seis meses de retraso, sucedió en mayo, y en este caso del sucedido celebramos sólo el centenario. Han de saber que el 29 de mayo de 1919, entonces cayó en jueves, tuvo lugar el que se conoce como el ‘eclipse relativista’, que duró 6 minutos y 51 segundos, uno de los más largos del siglo XX, y que fue aprovechado por dos grupos de astrónomos británicos para realizar una serie de mediciones.

Uno encabezado por Arthur Eddington que lo observó desde la isla Príncipe en África, y otro desde Sobral en el norte de Brasil al cargo de Charles Davidson. Y ambos con el mismo objetivo de comprobar si se cumplía o no una de las tres consecuencias de la Teoría de la Relatividad General (TRG) que el físico germano-estadounidense Albert Einstein había publicado en noviembre de 1915.
Una predicción, la única que se podía comprobar en aquel momento, que además resultaba ser de lo más extraña ya que afirmaba que “los rayos de luz se curvan en presencia de un campo gravitatorio”.
Algo totalmente impensable hasta entonces, ya que es sabido por todos que la luz se propaga en línea recta, ¿o acaso no es así? ‘Ergo’, semejante afirmación había que demostrarla y el eclipse se mostraba como el laboratorio natural más adecuado para hacerlo. Como así fue y con éxito pleno. Por la correspondencia que se conserva sabemos que Einstein, a comienzos de septiembre de ese mismo año ya sabía que los resultados de las observaciones del eclipse de mayo eran favorables a su teoría.
Pero no fue hasta el 30 de octubre cuando la comunicación llegó a la ‘Royal Society’, haciéndose oficial en su reunión del 6 de noviembre de 1919 con una conclusión aplastante: “Los resultados de las expediciones de Sobral y Príncipe dejan pocas dudas de que tiene lugar una desviación de la luz en los alrededores del Sol y que ésta es de la magnitud exigida por la teoría generalizada de la relatividad de Einstein y atribuible al campo gravitacional del Sol”. O sea que sí.
Al día siguiente el periódico ‘The Times’ desayunaba con los londinenses el siguiente titular: ‘REVOLUCIÓN EN CIENCIA. Nueva teoría del Universo. Ideas newtonianas desbancadas’, ya saben cómo son los chicos de la prensa. A partir de ese día la vida del científico cambió para siempre. Albert, el hombre, se convertía en un personaje público de la noche a la mañana y Einstein, el físico, pasaba a la categoría de mito. ‘Lo más incomprensible del Universo es que sea comprensible’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 29 de noviembre de 2019, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.



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