viernes, 6 de diciembre de 2019

‘Efecto Harriet/Matilda’. Mitología

(Continuación) Una discriminación por razón de sexo contra las científicas que él vivió y entendió como nadie y desde una perspectiva realmente única. Por ejemplo, en el Instituto de Tecnología de Masschusetts (MIT) contó en cierta ocasión que, tras resolver un problema matemático especialmente difícil y que nadie lo había logrado, sus sorprendidos compañeros de clase, varones claro, la acusaron de que en realidad se lo había resuelto su novio, que por cierto no tenía.
También contó que tras el cambio de sexo, era evidente que las personas que desconocían su transexualidad, lo trataban con más respeto como Ben que como Bárbara. Es más, tras impartir su primer seminario como hombre, cuentan que se oyó comentar a un científico: “Ben Barres ha dado hoy un gran seminario, su trabajo es mucho mejor que el de su hermana”. Sí, el colega pensaba que Barbara era su hermana. En fin.
Bueno, dejo aquí al neurólogo aunque soy consciente que es un nexo que no debo dejar suelto por lo que, más pronto que tarde, tendré que volver. Es el segundo fleco ya sin hilvanar, lo sé, pero debo pasar sin solución de continuidad al ultimo caso de la terna que nos zambulle de pleno en la mitología.
Higia, Asclepio y el efecto Matilda
Es lo que se dice un clásico, un ejemplo muy gráfico de este efecto matildero, que nos llega desde el mismo campo de la mitología, la literatura, el conocimiento y la ciencia con dos figuras de envergadura. Veamos.
Asclepio, dios griego de la medicina, representado como un varón fornido de espesa barba y aspecto de sabio, impresionante desde luego, y que poseía el don de la curación gracias a sus extraordinarios conocimientos de la vegetación en general y de las plantas medicinales en particular. Con el tiempo los romanos transformaron a Asclepio en el dios Esculapio.
Higia, hija de Asclepio, diosa de la limpieza y la prevención, se la representaba como una mujer joven que alimenta a una gran serpiente enroscada en torno a su cuerpo, que bebe de una copa que ella porta. Una diosa sin vida propia pues pertenece al séquito de su padre, como la limpieza y la prevención forman parte de la Medicina. Es lo que se dice un reparto de papeles perfectamente adaptados al género y condición de cada uno.
Precisamente de su nombre proviene la palabra “higiene” y su equivalente en la mitología romana es la diosa Salus. Y por supuesto está la copa, la copa de Higia, que ya se lo habrá imaginado si es que no lo sabía, es uno de los símbolos más reconocibles internacionalmente de la profesión farmacéutica, al menos desde 1796.
Pero la familia de Asclepio da para más desde el punto de vista sanitario y así su esposa Epíone, calmaba el dolor, su hija Panacea era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesforo representaba la convalecencia y sus otros hijos Macaón y Podalirio eran los dioses protectores de los cirujanos y los médicos. En fin, una familia salutífera y divina. (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



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