(Continuación) Una
discriminación por razón de sexo contra las científicas que él vivió y entendió
como nadie y desde una perspectiva realmente única. Por ejemplo, en el Instituto de Tecnología de Masschusetts
(MIT) contó en cierta ocasión
que, tras resolver un problema matemático especialmente difícil y que nadie lo
había logrado, sus sorprendidos compañeros de clase, varones claro, la acusaron
de que en realidad se lo había resuelto su novio, que por cierto no tenía.
También contó que
tras el cambio de sexo, era evidente que las personas que desconocían su
transexualidad, lo trataban con más respeto como Ben que como Bárbara. Es más, tras impartir su primer seminario como hombre, cuentan que se
oyó comentar a un científico: “Ben
Barres ha dado hoy un gran seminario, su trabajo es mucho mejor que el de su
hermana”. Sí, el colega pensaba que
Barbara era su hermana. En fin.
Bueno, dejo aquí
al neurólogo aunque soy consciente que es un nexo que no debo dejar suelto por
lo que, más pronto que tarde, tendré que volver. Es el segundo fleco ya sin
hilvanar, lo sé, pero debo pasar sin solución de continuidad al ultimo caso de
la terna que nos zambulle de pleno en la mitología.
Higia, Asclepio y el efecto Matilda
Es lo que se dice un
clásico, un ejemplo muy gráfico de este efecto matildero, que nos llega desde
el mismo campo de la mitología, la literatura, el conocimiento y la ciencia con
dos figuras de envergadura. Veamos.
Asclepio, dios griego de la medicina, representado
como un varón fornido de espesa barba y aspecto de sabio, impresionante desde
luego, y que poseía el don de la curación gracias a sus extraordinarios conocimientos
de la vegetación en general y de las plantas medicinales en particular. Con el
tiempo los romanos transformaron a Asclepio en el dios Esculapio.
Higia, hija de Asclepio, diosa de la limpieza y la prevención,
se la representaba como una mujer joven que alimenta a una gran serpiente
enroscada en torno a su cuerpo, que bebe de una copa que ella porta. Una diosa sin vida propia pues pertenece al séquito de su padre,
como la limpieza y la prevención forman parte de la Medicina. Es lo que se dice
un reparto de papeles perfectamente adaptados al género y condición de cada uno.
Precisamente de su nombre proviene la palabra “higiene” y su equivalente en la
mitología romana es la diosa Salus. Y por supuesto está la copa, la copa de Higia, que
ya se lo habrá imaginado si es que no lo sabía, es uno de los símbolos más
reconocibles internacionalmente de la profesión farmacéutica, al menos desde
1796.
Pero la familia
de Asclepio da para más desde el punto de vista sanitario y así su esposa Epíone, calmaba el dolor, su hija Panacea era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesforo representaba la convalecencia y sus otros hijos Macaón y Podalirio eran los dioses protectores de los cirujanos y los
médicos. En fin, una familia salutífera y divina. (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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