lunes, 2 de diciembre de 2019

‘Efecto Mateo’ y Merton

(Continuación) Una discriminación que ya no es por razón de género como en el ‘efecto Matilda’, sino por algo tan paradójico como el hecho de que el renombre o prestigio que podia tener ese alguien homenajeado, provenía de ocupar un lugar más alto en las relaciones estructurales que se imponían en los grupos de investigación. La paradoja estriba en que ese lugar lo ocupaba merced al renombre que la persona tenia, que derivaba a su vez del lugar que ocupaba, que … Vamos, la pescadilla que se muerde la cola del castizo o el latinajo ‘ad infinitum’ que diría el clásico.
En realidad es un fenómeno no muy distinto al que vemos en algunos programas de televisión de los llamados ‘del corazón’, que más bien deberían llamarse ‘de las víseras’ ya me entienden, y a los que acuden personas/personajes porque son “famosos” y lo son precisamente por que salen en la “tele”, una presencia pública que les hace más famosos permitiéndoles ir nuevamente a la tele, lo que los hará más famosos, … ‘Ad nauseam’, sí otra locución Latina.
Y aunque este efecto, ya lo ve, se puede encontrar en casi cualquier ámbito de la vida humana, Merton lo personalizó en el mundo de las ciencias publicándolo en 1968 en la prestigiosa revista Science. Llevaba el título ‘The Matthew Effect in Science’, y según el mismo, las investigaciones realizadas por científicos jóvenes, o no tan conocidos para la comunidad científica y la sociedad en general, aunque sean mejores que las de sus compañeros ya consagrados, recibirán menor cantidad de menciones. Incluso, es bastante posible que sean olvidados o relegados a un segundo plano, ocultos por la sombra del más famoso, siempre tan alargada.
¿Y por qué lo llamó así?
Parece ser que, a diferencia de Rossiter, no fue para rendir homenaje a alguien, sino más bien por inspiración bíblica digamos, por cierta semejanza circunstancial que le encontró con la conocida ‘parábola de los talentos’, de uno de los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, el de Mateo (25, 14-30) en cuyo final podemos leer una aseveración de lo más inquietante: “A todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. Caramba con el santo.
Pues sí, con el santo y con su espeto bíblico, pero la verdad es que el sociólogo anduvo bastante fino al denominar con su nombre esta sobreestimación que se hace del trabajo de los científicos que ya gozan de reconocimiento público, en detrimento de los que no tienen tanto.
En cualquier caso y ante semejante efecto, usted se preguntará ¿qué tipo de investigación llevó a cabo el sociólogo Merton, a partir de la cual pudo llegar a semejante idea? Pues resulta que de santo no tenía nada o muy poco pues, la verdad es que investigó más bien poco o nada, como lo lee. O como dice el aserto, cuando nada es lo que parece aunque lo parezca. Verán porqué les digo esto.
Resulta que para definir el concepto y acuñar esta expresión de su publicación de 1968, el investigador no se basó en un trabajo propio sino que utilizó buena parte de una serie de entrevistas y materiales diversos, realizados por una joven componente de su grupo investigador en la Universidad de Columbia. (Continuará)
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