lunes, 15 de agosto de 2022

Proyecto nuclear “Islero”: Inicio (1)

(Continuación) Del reactor de la Moncloa, el propio Otero de Navascués llegó a afirmar que “crearía el ochenta por ciento (80 %) de los isótopos”, que se utilizarían en la “medicina, agricultura e industria” y que servirían para elaborar productos de enorme valor terapéutico. Un muy noble y loable fin, pero no único. Claro que no.

1956, ‘Calabuch’ y Marruecos

Por estos y otros motivos de los que hablaremos más adelante, existe un general consenso para considerar a Otero, en realidad físico especializado en el campo de la óptica, como “el padre de la energía nuclear en España”. 

Mientras, en este ínterin, con su particular y ácido sentido del humor, el maestro Berlanga filmaba en la valenciana localidad de Peñíscola la película ‘Calabuch’, con su cinematográfica carga de realidad y fábula. Una delicia de lo más recomendable que fue estrenada en octubre de 1956, y de la que puede encontrar información en la entrada del año pasado Año berlanguiano y ‘Calabuch’ y algunas otras más. 

Pero recuerde que 1956 es también el año de la independencia marroquí, con las complicadas y tensas relaciones internacionales que produjeron (y siguen produciendo) sus pretensiones de dominio sobre Ceuta, Melilla, Sahara y otros territorios españoles.

Una inestabilidad que condujo a que los altos mandos militares, entiéndase Franco y Carrero Blanco, comenzaran a ver la bomba nuclear como una prioridad nacional. No en vano con ella se reforzaría la presencia fáctica de España en Europa, a la vez que se disuadiría a Marruecos de atacar nuestros territorios fuera de la península. Lo que se dice un dos por uno.

1963, bomba nuclear “made in Spain”

De ahí que, a nivel de gobierno, comenzara a fraguarse la idea de fabricar un arma nuclear y que, el por entonces vicepresidente y peso pesado del gobierno, Agustín Muñoz Grandes encargara en 1963 a José María Otero de Navascués, ya presidente de la Junta de Energía Nuclear (JEN), un estudio sobre su viabilidad.

Un informe sobre las posibilidades reales que habría de construirla, eso sí sin alertar a la comunidad internacional, y que tras resultar éste favorable, se encomendó ese mismo año su dirección técnica al ingeniero y general de división del ejército del aire Guillermo Velarde Pinacho (1928​-2018).

Un hombre de confianza del Ejecutivo español que poseía un considerable bagaje científico y técnico, y al que ese mismo año se hizo regresar de Estados Unidos donde había estado formándose en el diseño de reactores nucleares para la producción de energía eléctrica. (Continuará)


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