Seguro estoy de que la expresión de más arriba, en un entorno coloquial o familiar, la ha oído en infinidad de ocasiones e, incluso, la ha pronunciado usted mismo en otras tantas. “No hace frío ¿no?” “No ni na”, o sea que sí lo hace. “No has comido nada, hijo” “No ni na, papá, si me he tomado dos platos”, vamos que sí. Son ejemplos de enfáticas afirmaciones de que es cierto lo que el otro acaba de negar.
Con acento andaluz
O “¡Qué buena pinta
tienes, primo!” “¡No ni na!”, como sinonimia de la expresión “anda que no” y el
significado de que algo sí es como se está diciendo. “No ni na”, toda
una joya lingüística del andaluz -con reflejo gráfico del acortamiento oral de
“nada” en “na”, tan propio de esta pronunciación popular-, que
invita a apropiarse de ella dada la
concentración de significados y la certeza del mensaje.
“Carlos, ¿vas a ir a la Feria este año?” “No ni na”, como queriendo decir que no se la pierde por nada del mundo. Una conjunción de tres negaciones en una misma línea que, estas cosas pasan, devienen en lo que menos se espera uno: o bien una afirmación categórica, o bien una anáfora. Lo dicho, estas cosas pasan.
Triple
negación: Gramática
Son tres negaciones
(“no”, “ni”, “na”) que juntas, paradójicamente, devienen en una afirmación
categórica. Pues claro que irá a la Feria el tal Carlos, es como si te hubiera
dicho “¿Pero tú estás loco? Eso
ni se pregunta”, solo
que con menos palabras. La expresión contempla que no se la va a perder ni
aunque llueva, truene o no tenga dinero, vamos por “na” del mundo, vamos.
Estamos sin duda ante un
magnífico ejemplo lingüístico de la universal e inexorable ley de la economía, ante una expresión fascinante de la que le
quisiera poner, negro sobre blanco, un par de puntualizaciones.
Una es etimológica, la locución deriva de “no ni nada”, con apócope o contracción de “nada”. La otra es ortográfica, “na” se escribe sin tilde por tratarse de una palabra monosilábica como ocurre con “pa” y “to”, contracciones de “para” y “todo” con las que se transcriben variantes del habla popular.
Y para las que la Ortografía
de la lengua española indica que no se acentúan gráficamente, salvo en los
casos de tilde diacrítica.
Igualmente, la forma “na”
no debe llevar apóstrofo para
marcar la omisión de sonidos en la lengua oral, pues en este caso la pérdida de
sonidos es independiente del contacto con otras palabras, por ejemplo, de la
fusión de dos palabras como en “Me voy pa’l pueblo”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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