Desde el campo de la
actual cronometría, parte de la física encargada de la medida
exacta del tiempo, ya saben que junio con sus treinta (30) días, es
el sexto (6.º) mes del calendario gregoriano que está compuesto de doce
(12). Un ordinal y un cardinal que no siempre fueron pues, en el antiguo calendario
romano que empezaba en marzo y tenía solo diez (10) meses, ocupaba
el cuarto (4.º) lugar. Es el anuario al que el segundo rey de Roma, Numa
Pompilio, le añadió dos, enero y febrero. Esto es ciencia
cierta y está contado en estos predios.
Lo que no tenemos tan
cierto, ahora ya desde el campo de la etimología, es la razón de su
nombre, ¿por qué se llama junio? Tan dudoso es su origen que hasta tres hipótesis intentan
explicarlo. Una. Unos exégetas lo derivan de Juno, nada menos que diosa
de la maternidad, el matrimonio y protectora máxima de las mujeres, los compromisos y el Estado. Sin
duda toda una deidad mayor pues, no en vano, fue hermana y esposa de Júpiter,
que no es que fuera un dios, era el dios de dioses. El principal de la
mitología romana, el padre de todos los dioses y hombres. O sea. Dos. Claro que otros dicen que proviene de Junio
Bruto, fundador de la república y perteneciente al poderoso clan de los ‘Junius’,
lo que también podría ser. Por último, estotros, creen que era llamado así por
estar dedicado a la juventud, del latín ‘iuniores’ (jóvenes), como mayo,
del latín ‘maiores’ (mayores), lo está a los mayores.
Ah, desde el campo de
la iconografía se le representa con un segador de heno, un homenaje a los jóvenes.
Y poco más que decir al respecto, ya ven que como en los toros, hay división de
opiniones entre los estudiosos. Bueno sí, tengo dos vínculos numéricos muy
próximos, temporalmente hablando, a esta entrada de hoy. Tan próximo como que mañana
mismo 8 de junio, se cumplen setenta años de la publicación de la distopía
orwelliana ‘1984’, escrita treinta y cinco años antes, en 1949, y
cuyo título dista otros tantos de este año del Señor de 2019. Treinta y cinco
años entre ellas, tiempo más que suficiente para un salto generacional con lo
que eso conlleva ¿casualidad? ¿coincidencia? Y por si no ha caído, pasado
mañana 9 de junio es el famoso ‘40 de mayo’ del conocido refrán que
relaciona el tiempo meteorológico, con la susodicha fecha y con el sayo, la
antañona prenda de vestir masculina. Y no, no me he equivocado, el 40 de mayo
es el 9 de junio y no el 10, lo sé por la regla de la mano izquierda. Compruébenlo. ‘Hasta el cuarenta de mayo, no
te quites el sayo’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si
desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 07 de junio de 2019, en la
contraportada del semanario Viva Rota, donde también la
pueden leer.
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