(Continuación) Richard
Nixon: “Hola Neil y ‘Buzz’’, les estoy hablando por teléfono desde el
Despacho Oval de la Casa Blanca y seguramente ésta sea la llamada telefónica
más importante jamás hecha, porque gracias a lo que han conseguido, desde ahora
el cielo forma parte del mundo de los hombres y como nos hablan desde el Mar de
la Tranquilidad, ello nos recuerda que tenemos que duplicar los esfuerzos para
traer la paz y la tranquilidad a la Tierra.
En este momento único en la historia del mundo, todos los pueblos de la
Tierra forman uno solo. Lo que han hecho los enorgullece y rezamos para que
vuelvan sanos y salvos a la Tierra”.
A lo que Armstrong
contesta: “Gracias, señor presidente, para nosotros es un honor y un
privilegio estar aquí. Representamos no solo a los Estados Unidos, sino también
a los hombres de paz de todos los países. Es una visión de futuro. Es un honor
para nosotros participar en esta misión hoy”. Y tras cortarse la icónica llamada,
continuaron con el resto de tareas.
EVA: Otras tareas
Labores como la toma
de más muestras pues en total, mediante picos y palas, recogieron entre polvo,
arena y rocas lunares una masa de veintiuno coma cincuenta y cinco
kilogramos (21,55 kg) para que fueran estudiados en la Tierra.
También dejan en el
satélite, a modo de recuerdo, una caja conteniendo: un disco de silicio (Si)
con mensajes y saludos de varias naciones del mundo; las medallas recibidas de
las familias de Yuri Gagarin y Vladímir Komarov; las insignias
del Proyecto Apolo en recuerdo de Virgil Grissom, Edward White
y Roger Chaffee, fallecidos en el incendio de la nave Apolo 1; el
primer ejemplar del nuevo sello de correos de 10 centavos que sellan con un
tampón; etcétera.
Y siguen sacando
fotografías, sobre todo Armstrong que lo graba (casi, casi) todo, un detalle
este que suele pasar inadvertido. Verán. Aunque es el primer hombre en hollar
la Luna, si se fijan, aparece en muy, muy, pocas fotos y es que monopolizó la
cámara de modo que en la práctica totalidad de las imágenes de aquel viaje
aparece siempre su compañero: Aldrin descendiendo del módulo y, bajo las
patas del Eagle y el letrero de EE. UU., la bolsa de basura; Aldrin
junto a algunos de los instrumentos; Aldrin junto al PSEP; …, ¡ah!, y el saludo
castrense de Armstrong castrense en la Luna.
Durante las 2 h 31 min
40 s, que duró el tiempo de actividad extravehicular (EVA), los astronautas caminaron
unos 1000 metros, y siempre alrededor del Eagle pues lo más que se alejaron
de él fueron los cincuenta metros (50 m) que recorrió Armstrong para asomarse
al cráter Little West. Y llega el momento de partir. (Continuará)
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sobre ellas.
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