(Continuación) Obras y pensamientos. De la cultura de la mujer
A los fines que nos interesan en esta sección, destacamos de nuestro polígrafo valenciano (filósofo, catedrático, jurista, humanista, preceptor, feminista, promotor del Renacimiento, ...) algunas de sus facetas más relevantes.
Aunque continuador del juicio aristotélico que califica
de “voluble y débil” a la inteligencia femenina, en su obra Institutione de
feminae christianae, 1523 (“La educación de la mujer cristiana”) aparecen
una serie de pautas didácticas que hasta aquella época estaban orientadas solo
a la formación de los príncipes. Curioso.
Pero es que para entonces, en su opinión, era un error
por parte de la sociedad no aprovechar las aptitudes de la mujer para el
aprendizaje y el saber. A partir de ese momento Vives fue un duro
crítico de Aristóteles a quien pasó a considerar como poco digno de
aprecio, un genio cuyo discurso filosófico estaba lleno de ambigüedades.
En esencia el texto es una especie de manual ético-religioso para la joven, la casada y la viuda que lo convierte en un pionero defensor de la culturización de la mujer, un avanzado de la autonomía de las elites femeninas, cultivada desde el Medioevo, que aparece en este manual como un “camino sapiencial”.
Obras y pensamientos. De Aristóteles
Buena parte de los escritos y reflexiones de Vives
responden a la obra aristotélica, de la que consideraba estaba mal traducida,
impulsando la edición de nuevas versiones como la que publicó de De
Aristotelis operibus censura, (1531).
Su crítica principal iba dirigida a las disputas
dialécticas, cuyos términos dependen más del lenguaje metafísico que del
significado usual de los términos, y es que él defendía que “el filósofo
como cualquier otro, debe expresar lo que diga, en la medida de lo posible, con
la lengua y las palabras tomadas del uso común”.
Un acercamiento a la realidad que bien muestra en su predilección por la experiencia, al poner el ejemplo óptico del remo para el fenómeno de la refracción cuando “nos parece verlo roto en el agua”.
Una visión que en realidad procede del engaño del ojo y
de la luz, pero que puede ser corregido por la razón: “…así, cuando
Aristóteles se equivoca en algún argumento, no le engaña la luz natural, sino
la flaqueza de su entendimiento”.
También insiste en paliar las limitaciones de las
explicaciones relativas a los fenómenos que no muestran sus características
naturales, sino que apelan al significado de los términos, como en su Adversus
pseudodialecticos (1519), donde hace referencia a un ejemplo destacado por Boecio,
el de que es difícil distinguir si al decir perro o can estamos nombrando al animal,
la estrella cerca de la constelación de Orión o el pez.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 23
de diciembre de 2024, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario
digital Sevilla Actualidad.
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