lunes, 14 de abril de 2025

Síndrome de Jerusalén: Turismo religioso

(Continuación) Sucedidos trascendentales en los que se entrelazan relatos de reyes, profetas y personas significadas y significantes que dejaron una huella imborrable en la humanidad, razón por la que Jerusalén es uno de los destinos de Israel más visitados cada año por miles de turistas.

Turismo religioso

Propiciado por la fe y la espiritualidad de ciertas personas, viajeros que buscan en estos lugares sagrados o de importancia espiritual no solo belleza y conocimiento de sitios históricos y culturales, que también, sino y sobre todo, vivir una experiencia emocional.

Para muchos de ellos se trata de una oportunidad única: de poder participar en rituales religiosos, conectar con lo divino, buscar paz interior o enriquecer su espíritu; unas sensaciones y sentimientos que suelen ir acompañados a su vez de una profunda conexión cultural y un entendimiento más amplio de las diferentes creencias y tradiciones.

Algo deseable porque sin duda está bien y, además, es lo que resulta ser para muchos de ellos, para la inmensa mayoría de turistas de todo el mundo que visitan Tierra Santa, en busca de ese consuelo anímico y psicológico.

Sin embargo, siempre hay un “pero” en la cesta de manzanas de la vida, existe cada año un pequeño grupo de estas personas que vive la experiencia, digamos, con una vuelta de tuerca dada más, lo que en principio puede resultar, quizás, no ya tan deseable. Juzgue usted.

“Fièvre Jérusalemienne”

No tan deseable porque, desde el punto de vista médico estamos ante un supuesto trastorno mental que, en el segundo tercio del pasado siglo fue calificado clínicamente como una forma de histeria; lo hizo por primera vez el psiquiatra Heinz Hermann quien dirigía por aquellos entonces un hospital privado de mujeres en Jerusalén y llevaba años observándolo entre los turistas.

Lo denominó “fièvre Jérusalemienne”, “fiebre de Jerusalén”, caracterizándolo como una forma de trastorno de conversión, observado en algunos turistas que pasaban de un estado psicológico funcional a una psicosis religiosa durante su visita a la ciudad. Precaución.

Además, ya en esa temprana década del siglo pasado, el doctor determinó que el tal “síndrome” afectaba sin distinción de raza, creencia, sexo o edad, es decir, tanto a judíos como a no judíos, creyentes o no creyentes, mujeres y hombres, jóvenes o adultos, etcétera. Curioso.

No obstante, la investigación médica no fue más allá y hubo que esperar a la “fiebre finmilenarista” para que volviera a estudiarse. Por cierto, el tal Hermann fue uno de los pioneros de la investigación psiquiátrica moderna en Israel y, al trastorno se le conoce hoy como Síndrome de Jerusalén. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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