(Continuación) El veterinario. Tiene su consulta en el Primero Izquierda, encima de Don Hurón y la verdad no parece que sea un profesional muy competente, aunque tampoco podemos decir nada bueno de la normalidad de su clientela, ya que entre sus pacientes se encuentran desde un elefante a una serpiente, pasando por un toro en horas bajas o una sirena con dolor de cabeza.
Por cierto, ignoramos su nombre pues todos se
dirigen a él como “doctor”, si bien la viñeta que le traigo, de forma
excepcional, aparece en la mesa el rótulo de “Veterinario” al que habría que
añadir el calificativo de inepto.
Rita. La dueña de la pensión. Y
en el Primero Derecha, vive una señora agarrada y rácana que ha convertido su
piso en una pensión superpoblada, incapaz de albergar a todos los inquilinos
que acepta y a los que maltrata de manera sistemática de mil maneras; sí, es la
que está pensando, la patrona de Don Hurón.
Le diré algo más, su récord de huéspedes realquilados por metro cuadrado lo consigue a costa de acoplarlos donde sea, incluso en el ascensor, lo que ya se imagina le crea problemas con la portera. Respecto a su nombre solo una vez se la cita como Doña Leonor, aunque también podemos pensar que se llame Rita por el sucedido de una viñeta del tebeo.
Resulta que la señora, en
un gesto de roñosa desfachatez, le cosió un cartel publicitario a un cliente en
el que se podía leer “Pensión Rita” y de ahí mi suposición; si
hacemos una traslación a nuestros días, esta mezquina mujer lo que tendría hoy
montado es un piso turístico.
Y de la primera a la segunda planta. (Está
siempre el chiste principal, el importante, y luego está lo que ocurre en
segundo término; una serie de detallitos y cosas que al lector le gusta mucho).
(Continuará)
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