(Continuación) Algo que no tiene buena pinta y lo peor está aún por llegar dado que, al no ser capaces de alcanzarlo por utópico, hay veces que terminamos estancados, sin avanzar, ¿cuántas veces por querer que algo sea perfecto, terminamos por no finalizarlo?
De utopía a falacia
Se trata de un efecto perverso sin duda y una alternativa que no nos hace mejorar ni
avanzar, por lo que la debemos cambiar permutando lo “mejor” por lo “bueno”,
los siempre deseados y deseables intentos grandes por otros más pequeños, pero
no por ello menos afanosos.
Mi abuela María, ante
mi juvenil impaciencia me solía repetir un conocido refrán, ‘grano no hace
granero, pero ayuda al compañero’, con el que enfatizaba la importancia de
lo pequeño, de lo más elemental, como la base y comienzo de algo más grande.
Y los posteriores tiempos de estudiante me enseñaron que no andaba en absoluto equivocada, y que en lo más pequeño bien puede comenzar el mundo, en algo tan elemental como el átomo o mucho menor como las partículas elementales. Sí, sin duda y a menudo la búsqueda de lo extraordinario, de lo mejor, de lo grande, impide que prestemos la atención debida a lo ordinario, a lo bueno, a lo pequeño.
Antecedentes aforísticos: literatura
y economía
No se lo dije entonces pero el aforismo de Voltaire de 1770 cuenta con un antecedente literario
shakesperiano en el Rey Lear (1605), cuando el bardo pone en boca del
duque de Albany aquello de “Agitándonos para alcanzar lo mejor, maleamos a
menudo lo bueno”.
Lo cual no solo es cierto, cómo no lo va a ser
viniendo de quien viene, sino que le podemos adjuntar un añadido, el de que un exceso de perfeccionismo conlleva además un desgaste de recursos
y energía que podríamos invertir en ser más eficientes; sí, más vale lograr una
solución alternativa que sea sólo buena, imperfecta, pero real y por ende
plausible.
Pero no fue hasta el pasado siglo XX, en 1969, cuando el economista estadounidense Harold Demsetz asoció esta falacia (engaño) con el estado del nirvana (extinción, apagado) al escribir: ‘La opinión que ahora invade la gran economía política pública implícita es la opción correspondiente en las relaciones entre una norma ideal y un arreglo institucional existente "imperfecto".
Este enfoque nirvana difiere considerablemente del enfoque comparativo en el que la elección relevante es entre otros mecanismos de enfoques institucionales reales’. Y como tal propone, ante un problema real, una solución aparentemente óptima aunque irreal o irrealizable.
Además de contraponerla a otras posibles soluciones que,
aunque buenas, siempre serán ninguneadas u obviadas ya que prevalece la mejor. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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