Con diferentes formas geométricas (esfera, elipsoide,
tubo o anillo) están constituidos por diferente número de átomos de carbono (20,
60, 70, 540) siendo el primero en descubrirse el C-60 constituido de 12
pentágonos y 20 hexágonos; es el más conocido pues se asemeja a un balón de futbol,
en puridad es un icosaedro truncado.
Recordar que los fullerenos son la tercera forma
molecular estable conocida de carbono, tras el grafito y el diamante, y por
ellos Harold Kroto, Robert Curl y Richard
Smalley compartieron el Premio Nobel de Química en 1996.
¿Cine eterno?
En interrogativa porque anterior al escrito del alessandrino y como secuelas del mítico film ya se habían estrenado alguna que otra, entre ellas: la pésima Caboblanco dirigida en 1980 por J. Lee Thompson; Sueños de un seductor (en inglés Play It Again, Sam) de 1972 escrita y protagonizada por Woody Allen y basada en su obra de teatro de Broadway Tócala otra vez, Sam de 1969; y la excelente Habana (1990) de Sydney Pollack.
Desde entonces, y a
pesar de estos tiempos que vivimos en los que todo se repite, nadie se ha
atrevido a rodar una continuación. Y eso que en los años 70 el filme
alcanzó quizás su etapa de máximo prestigio, gracias a la modernidad que
adquirió la figura de Rick Blaine como defensor de causas perdidas marcado por
la fatiga de vivir.
De hecho, en 1974, la Warner planteó a François
Truffaut la posibilidad de un remake y el director entendió que era
un proyecto irrealizable, “La mayoría de los actores se sentirían tan
intimidados como yo. No puedo imaginar a Belmondo o a Catherine Deneuve
dispuestos a ponerse en la piel de Bogart e Ingrid Bergman”. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
1957, reestreno y Sputnik 1
Si bien en el momento de su estreno, crítica y público celebraron la cinta, no es menos cierto que no se puede hablar de un éxito espectacular como el que tuvo después, y es que Casablanca entró en la posteridad vinculada a un reestreno.
El que tuvo lugar el 21 de abril de 1957 en el
Brattle Theater de Cambridge, Massachusetts, que decidió reprogramar la
película tres semanas al año en unas sesiones a las que asistían masivamente estudiantes
de Harvard y otras universidades.
Y por lo que está documentado, la joven audiencia no
tuvo problemas para identificar a Rick, el personaje interpretado por Bogart,
con la literatura de Hemingway y con el espíritu de la ‘Generación
Perdida’. Dos circunstancias que pusieron en valor, el modelo ético de la cinta
y, en órbita, a la misma película. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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