miércoles, 24 de mayo de 2023

Centenario de Einstein en España, 1923. Un viaje sin huella (científica)

(Continuación) Se lo comentaba al comienzo de la saga, en opinión del historiador estadounidense Thomas Glick, en su libro Einstein y los españoles (1986), recibimos al relativista como lo que era en esos momentos a nivel mundial, todo un héroe, aunque sin entender muy bien el porqué de su heroicidad.

Una situación de la que es metáfora el epatante sucedido de la vendedora de castañas entre otros, porque lo que está fuera de toda duda es que la estancia española de Albert Einstein, entre el 22 de febrero y el 15 de marzo de 1923, se convirtió en un acontecimiento cultural y social que sobrepasó lo estrictamente científico.

Es así como lo refleja la prensa de la época, con unas crónicas de la visita que se podrían calificar de surrealistas, al centrarse en lo folclórico y relegar lo científico como, por otro lado, no podía ser de otra forma dado lo que de avanzadas eran las teorías relativistas y de muy difícil comprensión.

Ortega y Bagaría

Como prueba de lo que le digo le traigo dos muestras. Una orteguiana, cuando el físico, ante la enorme expectación despertada en Madrid por su visita le preguntó al filósofo por qué las masas se interesaban por unas ideas tan abstractas como las de la relatividad.

Y a la que Ortega y Gasset, que hablaba alemán, contestó que con la fe religiosa algo de capa caída, él era el nuevo mago oficiante de un incipiente credo, capaz de someter a los mismos y naturales fenómenos astronómicos, los que siempre habían tenido algo de fenómenos sobrenaturales y religiosos. De ahí esas conferencias repletas de gente deseando escuchar al oráculo de la nueva ciencia de la que no comprendía nada de nada.

Una ignorancia de la que es buen reflejo una viñeta cómica del ilustrador Luis Bagaría para el diario El Sol (una entre otras muchas), en la que un niño mantiene este diálogo con su padre:

– Padre, ¿hay alguien más sabio que Einstein?

– Sí hijo, el que le entiende. Una fina ironía acerca de la incomprensión general que producían las teorías del científico alemán.

“No dejó ninguna huella”

Es lo que afirma Glick de la influencia que tuvo, desde el punto de vista científico, el paso de Einstein por España, quizás el aspecto más sobresaliente del mismo. Prácticamente casi nadie de los oyentes comprendió la teoría de la relatividad debido a su dificultad, algo por otra parte de lo más esperable dado que su complejidad ya había afectado incluso al mismo jurado del Premio Nobel. (Continuará)

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