[Esta entrada apareció publicada el 03 de junio de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
He de decirle, en honor a la verdad, que el responsable de esta primera entrega junina, continuación de las mayeras ‘Scientists, ¿desde cuándo?’ y ‘Científicos, ¿desde cuándo?’, no es otro que un amable y avisado lector que me inquiere acerca de algunos de los personajes que en las mismas aparecen.
En
particular de los componentes del grupo del que destaqué a W. Whewell,
pero que en realidad fueron cuatro y protagonizaron una historia maravillosa
que duró medio siglo a lo largo de la primera mitad del XIX. Me refiero a los
británicos Richard Jones, economista y reverendo anglicano; Charles
Babbage, diseñador de calculadoras mecánicas; John Herschel,
astrónomo y matemático; y William Whewell, filósofo, historiador y
matemático.
Todos ellos investigadores de prestigio, a la vanguardia de la modernización de la ciencia en diferentes campos: cristalografía, economía, matemática, ciencia de las mareas, mapa de los cielos del hemisferio sur o fotografía. Ah, y ya lo sabe, fueron los últimos filósofos naturales, sí. Los cuatro se conocieron en Cambridge y se reunían todos los domingos por la mañana para desayunar y hablar de ciencia, de su desarrollo y evolución; unos desayunos que transformaron este saber y, a través de él, cambiaron la sociedad de medio mundo.
Y es que ellos
no eran unos hombres cualesquiera, no, pertenecían a una clase social
privilegiada, me atrevería a decir que formaban parte de una casta, y aunque
los desayunos acabaron en la primavera de 1813, continuaron relacionándose
durante el resto de sus vidas. Amistad y ciencia de la mano. Y empezaron la
revolución con lo que tenían más cerca, la forma en la que se practicaba la
ciencia en Inglaterra, por ejemplo, ellos no eran partidarios de la
predominancia de la matemática, tal cual la estableció Isaac Newton a
finales del siglo XVII.
Discrepaban del enfoque “geométrico” de su cálculo diferencial, pilar de la física y la matemática aplicada, y preferían la versión del alemán Leibniz y el matemático francés Cauchy. Por cierto, las ideas de Whewell sobre qué es la ciencia, son muy parecidas a las que conocimos un siglo después de la mano del filósofo austriaco Karl Popper.
No, no pretendo comparar las ciencias inglesa y española de esa época, pero no es del todo justo asociar la Revolución Científica, siglos XVI-XVII en los que se asentaron las bases de la ciencia moderna, exclusivamente con Copérnico, Galileo, Boyle o Newton.
No fue poco lo que aportó la colonización española en América, al
aportar nuevas visiones sobre la realidad biológica, geográfica, física,
mineralógica, química y antropológica, e introducir contextos e ideas nunca
antes contempladas. Buena parte de lo que le he contado lo leí en ‘El
club de los desayunos filosóficos’ de Laura J. Snyder
(Acantilado, 2021). Recomendable.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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