(Continuación) “Tomaba asiento en uno de los compartimentos y hacía un poco de física en los mantelitos de papel de la mesa —algunos tenían un festón ondulado—, o dibujaba a alguna de las bailarinas, o a algún cliente; lo hacía por practicar. A Gweneth, mi mujer, que es inglesa, no le molestaba que yo fuera a ese lugar; decía: ‘Los ingleses van a clubs”.
En fin, dejo al físico y sus chicas para volver con el torero y las suripantas. Por cierto. No me he olvidado del vínculo existente entre el mundo de la tauromaquia y la física nuclear, el de la fabricación de la primera bomba nuclear española, el Proyecto Islero.
No, no es un oxímoron, y sí, es el mismo nombre del
miura que en 1947, setenta y cinco años ya, corneó mortalmente al mítico
matador “Manolete”, el IV Califa del Toreo.
Origen
De toda la retahíla de sinónimos del literario brindis, vuelvo al maestro ‘El Pana’, me llamó la atención el de suripanta y, naturalmente ya me conoce, he tirado del DLE para saber algo más. Incorporado en 1925, este término presenta dos acepciones: una despectiva, ‘mujer ruin, moralmente despreciable’, y otra en desuso, ‘mujer que actuaba de corista o de comparsa en el teatro’.
Es en ésta donde podemos encontrar su origen
histórico que no etimológico, pues no hay que remontarse a los clásicos ya que se
trata de una voz inventada. Su historia empieza en 1866 y está ligada al
estreno madrileño de una opereta musical llamada “El joven Telémaco”,
con la que se inicia en España el conocido género bufo y de la que es autor el
zaragozano Eusebio Soler.
Y resulta que en una de sus escenas un coro de señoritas, ligeras de ropa, canta una canción en un suspecto griego antiguo con este estribillo: ‘Suri panta la suripanta, / macatruqui de somatén; / sun fáribun, sun fáriben, / maca trúpiten sangarinén’.
En busca de significado
Aunque carente de todo significado, y por la razón
que fuera, la cancioncilla y su estribillo hizo fortuna. La gente se la aprendió
de memoria, la canturreaba a todas horas y, más bien pronto que tarde, las
chicas del coro fueron conocidas como las “suripantas”, de qué otra forma si no.
Y de la calle la palabra dio el salto al diccionario
hasta que, pasado el tiempo, tanto el significado ligado al teatro como el de
mujer ruín cayeron en desuso quedando el actual de prostituta.
El mismo que utilizó hace quince años el maestro mexicano en su maravilloso brindis, y que por cierto no recoge el diccionario, como tampoco lo hace con la palabra macatruqui, supuestamente, lo que se hace con las suripantas… (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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